2016.04.17 – No blasfeme el Espíritu Santo
in SermonesNo blasfeme el Espíritu Santo
(Mateo 12:31-37)
Cristo,
Para realizar la voluntad de Dios,
Padeció grandemente hasta la muerte,
Así de grande y valiosa es la voluntad de Dios.
Él fue exaltado al Cielo
Y envió al Santo Consolador, (Juan 15:26)
Esto también
Fue para cumplir la voluntad de Dios.
Las obras del Cielo las realiza Dios.
Cristo cumplió la obra de Dios hasta la muerte
Y el Espíritu Santo realiza la obra de Dios
Hasta el fin del mundo. (Mateo 28:19-20)
Sin embargo, la obra del Espíritu Santo
No se restringe ni se obliga en el corazón del hombre.
Por esta razón, sin son obedientes al Espíritu Santo
Cumplen la voluntad de Dios;
Pero si blasfeman al Espíritu Santo
La voluntad de Dios se restringe.
Los santos
Deben ser guiados por el Espíritu Santo.
○ A través de un interminable arrepentimiento y humildad
Debemos guardar
El corazón agradecido por la gracia.
○ A través del culto y el servicio público
Debemos dar lo mejor
Para ser una Iglesia guiada por el Espíritu Santo.
○ Siendo guiados por el Espíritu Santo,
Por el crecimiento y la salvación de las almas
Debemos servir en la Iglesia de corazón.
※ Debemos hacernos uno
Para poder participar de la obra del Espíritu Santo.
Debemos desechar toda voluntad propia delante del Espíritu Santo
Y debemos hacernos uno haciéndonos obedientes al Espíritu Santo.
Mateo 12:31-37
31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34 !!Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Resumen
Al igual que el Señor, debemos realizar la voluntad de Dios
La voluntad de Dios está en todas partes. La voluntad de Dios está desde antes de la existencia de la humanidad y la existencia de este mundo. Por lo tanto, antes de cualquier cosa la voluntad de Dios tiene que ser primero. Ciertamente la voluntad de Dios será realizada. El hecho de oponerse a la voluntad de Dios es obstaculizar la obra de Dios. También, aunque la humanidad no entienda la voluntad de Dios, esta no se detiene, sino que esta siendo realizada.
Hay ocasiones en que nosotros, quienes deberíamos usar la voluntad de Dios, obstaculizamos la voluntad de Dios. La vida de Jesucristo nos muestra claramente qué debemos hacer nosotros para realizar la voluntad de Dios. Él, para realizar la voluntad, vino a esta tierra y entregó su vida. Por medio de la realidad de que el Hijo amado de Dios tuvo que morir para hacer la voluntad de Dios, podemos saber que tan grande es su voluntad.
Justo antes de que Jesús obedeciera el mandamiento (de muerte) del Padre, oró en el Monte de Getsemaní. Él vino como hombre y sufrió todos los dolores y dificultades que un hombre tiene que pasar y luego fue hasta el Monte de Getsemaní. Cuando estuvo delante de Dios en el Monte de Getsemaní, debió haber tenido un sentimiento similar al sentimiento de un hombre con una vida de muchos sufrimientos. En el Monte de Getsemaní la voluntad de Dios y el pensamiento del hombre estaban chocando. A pesar de esto, Jesús no se opuso a la voluntad de Dios. El Señor demostró delante de Dios su pensamiento que chocaba con la voluntad de Dios, confesando: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa”. Pero en todo caso, en su oración reveló su decisión de que obedecería la voluntad de Dios, orando: “Pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:39). Las situaciones que el Señor pasó en los días de la carne, son las mismas situaciones que nosotros enfrentamos todo los días.
La razón por la cual Jesús obedeció la voluntad de Dios es por su deber como Cristo. Lo que el Cristo tiene que hacer es realizar la voluntad de Dios. Otra razón por la cual el Señor obedeció la voluntad de Dios es porque es Hijo de Dios. Nuestra condición no es nada diferentes a la condición que tuvo el Señor. El deber que tenemos es común, tenemos el nombre de Jesús y entre las condiciones que tenemos y las que tuvo el Señor el punto en común es que somos hijos de Dios.
No blasfememos al Espíritu Santo que esta realizando la voluntad de Dios
Jesús, al dejar esta tierra, dejó preparado lo que necesitamos para que podamos seguir trabajando. El Señor le dijo a sus discípulos, “Les mandó que no se fueran de Jerusalén, y esperase hasta que reciban el Espíritu Santo.” (Hechos 1:4-5). Esta parte es una escena importante en la cual la iglesia nace. En 1 Juan 4:13 dice, “En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.” El Señor guía a la iglesia por medio del Espíritu Santo. Debemos triunfar en realizar la obra que el Señor esta haciendo dentro de nosotros.
Hoy en día se congregan para hacer la voluntad de Dios. De la misma forma en que Jesús en el pasado recibió sufrimiento, hoy en día la voluntad de Dios está recibiendo rechazo por el hombre. Las personas que blasfeman al Espíritu Santo no son las personas del mundo sino los santos. Como las personas del mundo no han recibido el Espíritu Santo ni le conocen, no pueden desobedecer al Espíritu Santo. Cuantas veces al día la voluntad de Dios y los santos están chocando. Sin embargo, el propósito por el cual el Señor nos envió al Espíritu Santo es para que le obedezcamos.
No blasfemen contra el Espíritu Santo que esta trabajando por medio de la iglesia
En el momento en el cual el Espíritu Santo realiza la voluntad de Dios por medio de la iglesia, es especialmente importante qué tipo de actitud vamos a tomar nosotros. Tenemos que tener cuidado de que, sin saberlo, en un momento estemos engañando al Espíritu Santo. Ananías y Safira murieron al engañar al Espíritu Santo (Hechos 5:1-11). El Señor vigila estrictamente el desobedecer con las acciones al Espíritu Santo y obviamente si blasfeman con las palabras.
Hay casos en el cual cuando toda la iglesia tiene el mismo pensamiento pero una persona quien tiene una opinión contraria dice, “¿Por qué dicen que mi pensamiento es diferente al pensamiento del Espíritu Santo?” En 1 Corintios 12:19-25 dice, “Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? … para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.” El Espíritu Santo, que guía a la iglesia que fue comprada con la sangre de Jesús, obra por medio del Obispo quien recibió la unción oficial. Esta es la forma en que Dios obra, y no hay nadie que pueda juzgar sobre esto.
Hay personas que al oponerse a la obra que el Espíritu Santo forman partidos. Sin embargo, no podemos juzgar la obra de Dios tan ligeramente. La Biblia dice, “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Corintios 12:5-11). Cuando el Espíritu Santo reparte las cosas a los santos es algo que se realiza por medio del Pastor. Nosotros no debemos molestar con nuestras opiniones por el hecho de que la iglesia es un solo cuerpo.
Entrenémonos para que por nosotros la voluntad de Dios sea realizada
No debemos aliviarnos por el hecho de que hemos recibido la salvación, sino que debemos cumplir con el deber más importante que tiene la iglesia que es salvar a los espíritus. Las personas que son bien entrenadas pueden hacer bien el trabajo de salvar a los espíritus. Por lo tanto, antes de todo debemos tener cuidado con nosotros mismos para no blasfemar en contra de la obra del Espíritu Santo.
Los santos tienen que ayudarse entre sí. Esto es el nuevo mandamiento dado por Jesús. El hecho de que Dios nos reunió para formar la iglesia y tener juntos la vida de fe es para que nosotros nos animemos. Cualquiera que le falte fuerzas para luchar con los sufrimientos del mundo y el enemigo, debemos ayudarlo y hacer que pueda vencer. La iglesia de Dios y el Espíritu Santo, quien nos alimenta con la verdad, esta pidiendo que por nosotros la voluntad de Dios pueda ser esparcida.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
El hombre externo perece, drenado de energía y voluntad. Aun así, mi alma es renovada y fortalecida día tras día. Si fuera de la carne, mi alma habría desfallecido; sin embargo amar mi alma es mi verdadera libertad y deseo disfrutar esa libertad. Soy libre, vivo por Dios y por mi alma.
Conozco lo que es la felicidad porque soy libre. La libertad no significa indulgencia propia, sino la fe que supera todo tipo de opresión. Dios es libre. Él no es restringido por nada en el cielo ni en la tierra o en cualquier otro lugar. No es de Su preocupación si algo o alguien le ignora y rechaza, porque Él por sí solo es eterno y posee la última victoria.
Sé lo que mi espíritu desea. Mi espíritu confía en toda la verdad que Dios le ha permitido conocer. Aunque los asuntos de la carne obstaculizan mi espíritu, la verdad de Dios libera mi espíritu porque la Palabra de Dios y su poder traen bendiciones a mi alma.
La inspiración de la Palabra de Dios, la inspiración de la Sangre, y la inspiración del Espíritu Santo confortan, fortalecen y satisfacen mi alma. La carne sigue el camino de la carne, pero el espíritu sigue el camino del espíritu. ¿Soy de la carne o del espíritu? En realidad soy ambos. Entonces, si vivo de acuerdo a la carne, de seguro pereceré, pero si vivo por el espíritu, de seguro tendré vida eterna.
En cada ocasión que predico en el púlpito la Palabra de Dios y las obras del reino de Dios, mi alma es llena de alegría. Soy feliz y bendecido porque no tengo ninguna duda. No hay ningún poder en mi que pueda dominar mi alma. Acepto todos los deseos de mi alma.
Mirando las flores en las calles, no importa si son altas o bajas, o si la flor es grande o pequeña. Son libres mientras están en su temporada. No seré libre si no puedo tener felicidad a través de la fe como cristianos. Pero Dios conocía los deseos de mi alma y los otorgo todos mediante Jesucristo. Sería miserable si mi alma fuera débil y sin poder.
Cuando mi alma esta gozosa, desea dedicarse a Dios que a la vez se goza en mi alma. La razón por la cual predico y escribo es por la libertad que tengo, es para prevenir que mi alma descanse y sea ociosa. Servir a Dios es la libertad de mi alma. Dediqué todo lo que tengo a Dios porque esa es la libertad de mi alma. Aunque sacrifique todo por el bien de mi carne, esta tiene sus limitaciones. Todo lo que hice por la carne ha dejado tan solo este cuerpo viejo y débil. Sin embargo, la vida que viví por mi alma me acerca cada día más a la gloria que recibiré. Mi alma se regocija por la llenura de la gloria que recibiré.
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri