No cometerás adulterio
No cometerás adulterio. (Éxodo 20:14)
“No cometerás adulterio” es un mandamiento fundamental. Dios ha determinado que un hombre y una mujer se unan y se conviertan en una sola carne como esposo y esposa. No fue así desde el principio, cuando debían reproducirse y multiplicarse esto no existía.
Sin embargo, desde el momento en que el hombre recibió el pacto de Dios, se dio este mandamiento. Esto comenzó desde el tiempo de Adán y Eva; antes de eso, tal mandamiento no había sido dado. Por lo tanto, antes de ese tiempo, la poligamia no era pecado. Esa era la voluntad de Dios porque era necesario tener muchos descendientes. Eso es lo que hacen los animales. Se aparean, tienen crías, se separan, se aparean con otros, y así sucesivamente. Al hacer eso, pueden tener más descendencia.
Pero ahora, el propósito del hombre no es la reproducción. El hombre debe preparar el camino para que venga el Hijo de Dios. Por lo tanto, tener muchos hijos no es el objetivo. En cambio, al entender la relación entre esposo y esposa, debemos entender nuestra relación con Dios. Así que, “No cometerás adulterio” en el Antiguo Testamento, palabras como adulterio e inmoralidad sexual aparecen continuamente. Se dice que el pueblo adoraba a Moloc o escuchaba a profetas como si cometieran adulterio delante de Dios.
Nuestra relación con Dios es un pacto. Hicimos un pacto de que Él es nuestro Dios y nosotros somos Su pueblo. Hicimos ese pacto y establecimos nuestra relación con Él. Así que prometimos estar con Él para siempre, lo cual es Emanuel y matrimonio, lo que significa que debemos mirar solo a Él y a nadie más. Por lo tanto, no debemos cometer adulterio por nuestros propios placeres y deseos.
Es una relación de pacto. Es un contrato. El matrimonio es una relación de contrato. Hay tantas mujeres hermosas en el mundo, ¿entonces por qué debería mirar solo a mi esposa? De la misma manera, ¿por qué debería fijar mis ojos solo en mi esposo? Sería una locura vivir así según nuestro instinto natural, ¿no es cierto? Pero hicimos un contrato para vivir de esa manera. Dos personas hacen un contrato delante de Dios, según el mandamiento de Dios. Desde ese momento, no volvemos nuestros ojos hacia ningún otro hombre o mujer, sin importar cuán encantadores sean. Porque hicimos un contrato, si volvemos nuestra mirada a otro, se convierte en adulterio.
De la misma manera, porque hicimos un contrato con Dios, aunque Dios no fuera el más poderoso, aunque después de hacer el contrato descubriéramos que Él no es todopoderoso, aun así, tendríamos que guardar nuestro pacto con Él. Aunque apareciera ante nosotros otro gran dios, en el momento en que volvemos nuestros ojos hacia ese dios, eso se convierte en adulterio. Pero nuestro Dios es el único Dios verdadero, y fue con Él con quien hicimos el pacto. Entonces, ¿cómo podríamos atrevernos a mirar a otro?
Por lo tanto, adorar a otro dios en sí mismo es adulterio. Nadie que haya hecho un pacto con Dios adora abiertamente a otro dios. Pero las personas adoran a otros dioses sin siquiera darse cuenta. Ni siquiera se percatan de ello. Leamos Levítico 20:5 sobre esto: “Entonces Yo pondré Mi rostro contra tal hombre y contra su familia, y lo cortaré de entre su pueblo, juntamente con todos los que se prostituyen en pos de él, prostituyéndose con Moloc.” Adoraron a Moloc de manera adúltera. Adoraron a otro dios. Y con eso cometieron adulterio.
Es difícil encontrar personas que crean en Dios y que abiertamente adoren a otros dioses. Como dice en el versículo 6: “Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo.” Decían creer en Dios, pero voltearon a encantadores, lo cual es adulterio.
Y esta advertencia también aparece en el Nuevo Testamento. Vayamos a 2 Pedro 2. 2 Pedro 2:1-2: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.” Habla de falsos profetas. Ellos introducen herejías destructoras y niegan al Señor. “Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” Dice “disoluciones,” pero al interpretar su significado, se refiere a adulterio, a cometer adulterio. Así que la gente podría pensar que este adulterio es entre un hombre y una mujer, pero cuando se observa el contexto, no es eso lo que está implicando.
Aquí dice que harán lo que es adulterio, lo cual se refiere a lo que el versículo 1 menciona sobre los falsos profetas. Por causa de esto, la verdad será blasfemada. A causa de tales enseñanzas falsas, la gente negará al Señor y atraerán sobre sí mismos destrucción. Y continúa diciendo en el capítulo 2 que tales personas enfrentarán juicio. 2 Pedro 2:4 dice: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.”
Esos falsos profetas irán al infierno antes que el diablo. ¿Cómo es posible que ellos vayan al infierno incluso antes que el diablo? Reciben un trato especial. El diablo será arrojado al infierno mucho después, pero estos falsos profetas caerán al infierno en el mismo momento en que el Señor regrese. Ellos irán primero al infierno y esperarán allí. Son prácticamente profetas del diablo.
Aunque afirman creer en el Señor, creer en Dios, traen lo que no es una revelación de Dios y hablan falsamente bajo la pretensión de que proviene de Dios como si fueran profetas. Eso es aún peor. No solo es terrible adorar a otros dioses, sino también afirmar creer en Dios mientras niegan al Señor con revelaciones falsas.
¿Cuál es el objetivo final de esto? ¿Por qué la gente sigue haciéndolo? Es por la avaricia. El versículo 3 dice: “Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.” Todo es por causa de su avaricia. Por avaricia, usaran palabras fingidas.
De hecho, es fácil dejarse atraer por este camino. Cuando uno trabaja en el ministerio, se encuentra con personas que no lo escuchan muy bien. Y debido a esas personas, uno desea mostrarles su autoridad, incluso inventando cosas. Por ejemplo, uno se entera de las debilidades de una persona a través de otros. Y cuando esa persona no lo escucha, dice: “Dios me reveló algo ayer. ¿Hiciste algo malo, verdad?” Y ellos dirían: “¿Cómo lo supiste?” Y a partir de ese momento, seguirían haciendo eso. Dice: “Dios me mostró algo” y habla como si lo hubiera visto uno mismo, y le dice a esa persona: “Cometiste tal y tal pecado, ¿cierto?”
Personalmente, yo podría hacer algo así si quisiera. Por ejemplo, escucho noticias sobre una persona en Beijing desde Harbin y de varias fuentes, así que sé muchas cosas sobre esa persona, aunque él no me lo haya dicho. Así que si decidiera hacerlo, podría decir: “Dios sigue revelándome en sueños que estás oprimiendo a los miembros con la Ley. Dios me dijo que te advierta que podrías meterte en problemas si continúas así.” Si yo tratara con las personas de esa manera, todos me escucharían, ¿no es así? Se sentirían intimidados. Esto realmente ha sucedido. Hay personas que mienten de esta manera y continúan haciéndolo para su propio beneficio.
Entre la gente en China, hubo algunos que mintieron a los miembros para hacer que la gente participara en ventas de piramide. Dijeron que Dios inspiró al pastor para ayudar a los miembros de la iglesia, y que debían obedecer al pastor. Si esos pastores continúan de esa manera, se vuelven completamente insensibles al final, inventando mentiras y trayendo destrucción sobre sí mismos. Esto es adulterio. Mientras que otros pecados pueden ser perdonados, tales pecados espirituales no lo pueden ser. Debemos estar alerta contra esto, decir mentiras falsas en el nombre de Dios y pretender haber recibido revelaciones que nunca llegaron. No solo debemos tener cuidado, sino orar para que nunca caigamos en tal tentación. Oremos para que nunca caigamos en tal tentación de adulterio.
Padre Dios, ayúdanos para que nunca hagamos cosas por nuestro propio beneficio bajo el pretexto de Tu nombre mientras afirmamos servirte. Protégenos, Señor, para que nunca cometamos este terrible pecado espiritual, y guárdanos para que no caigamos en la tentación. Hemos orado en el nombre de Jesús. Amén.

