No tendrás dioses ajenos delante de mí
Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Éxodo 20:1-3)
Así como nuestro Dios hizo un pacto con el pueblo de Israel y con Abraham, los sacó de Egipto y los condujo para que se asemejaran a Él. Hizo que se asemejaran a Él. Y para que ellos alcanzaran Su estándar, les dio Su palabra. Luego prometió que estaría con ellos si obedecían todas Sus palabras.
¿Cuál fue el primer mandamiento? No tendrás dioses ajenos delante de mí. Algunos malinterpretan estas palabras como si significaran que no hay otro dios aparte de Dios. Pero esa confusión fue causada por los propios cristianos al decir eso. Por eso muchas personas no reconocen la existencia de otros dioses, sino solamente la existencia de Dios y del hombre. Como resultado, responsabilizan a Dios por todos los problemas.
Sin embargo, este mundo está lleno de dioses. Por eso Dios dijo esas palabras. Y la cantidad de dioses no es poca; un tercio de los que estaban en el cielo fueron arrojados para quedar confinados en este pequeño universo. Aquellos que tenían la potestad de los aires descendieron todos a la tierra desde la crucifixión de Jesús para atormentar a los santos y obstruyen a las personas para que no crean en Jesús. Así que la tierra está llena de esos ángeles caídos, los dioses de este mundo. Si pudieran medirse en volumen, o si nuestros ojos pudieran verlos, este lugar estaría tan lleno como un autobús lleno de gente, y no podríamos movernos ni un poco.
Además, cuando las personas mueren, se convierten en demonios y permanecen en la tierra. Hay aproximadamente ocho veces más demonios que la cantidad de personas en el mundo. Eso significa que hay muchos dioses. Entonces, ¿cómo puede alguien decir que no existen otros dioses? Ciertamente no es fácil vivir en medio de una multitud de dioses. En cierto sentido, es asombroso que las personas puedan llevar una vida normal. No hay nadie que viva una vida verdaderamente normal. Se supone que el hombre debe vivir hasta los 120 años, pero muchas personas ni siquiera llegan a los 80. Como vivimos en medio de tantos dioses, no podemos vivir nuestra vida adecuadamente. Nadie puede. ¿Quién vive hasta los 120 años?
Cuando llegamos a formar una relación con Dios entre todos esos dioses, Dios quiere que reconozcamos que Él es el único Dios, distinto de todos los demás, y que le adoremos a Él. Hay muchas mujeres y hombres en este mundo, pero cuando una persona se casa, a la mujer se le dice que debe ser fiel a su esposo y a nadie más, y viceversa. Eso no significa que no haya otros hombres en el mundo. Significa que no debe tener a otro hombre. También implica que hay muchos hombres y que existe todo el potencial para que ella se enamore de alguno de ellos. Por eso se le advierte de antemano: “No tendrás a otro hombre que no sea yo”. Eso es el matrimonio. Si alguien no puede aceptar eso, entonces no puede casarse. Por eso algunas personas deciden no casarse: no quieren estar atados a una sola mujer o a un solo hombre.
Hay muchas mujeres en el mundo, pero un hombre elige solo a una y promete estar con ella solamente. Pero, ¿eso significa que todas las demás mujeres no son atractivas? No. Hay muchísimas personas atractivas. Si observamos con atención a cada persona, todos tienen su propio encanto. Es solo que no conocemos a todos ni estamos interesados en ellos. Pero si consideramos a cada persona y llegamos a conocerla, podemos darnos cuenta de que cada ser humano tiene su atractivo. Por eso las personas que pasan mucho tiempo juntas en el trabajo terminan teniendo una aventura: porque se ven todo el tiempo. No hay otra razón. Es porque pasan tanto tiempo juntos. Incluso si una persona parece poco atractiva, una vez que comienza a pasar tiempo con ella, comienza a notar su encanto.
No es que otras personas sean malas; de hecho, pueden ser amables con usted y tener muchas virtudes. No obstante, una vez que está casado, no debe ir tras ellas. De la misma manera, hay muchos dioses aparte de Dios, pero no podemos decir que todos ellos te harán daño. No debemos tener una mentalidad cerrada. Estoy hablando desde una perspectiva posmoderna. Puede que algunos de ellos le traigan cierto beneficio. Eso es lo que se afirma en una sociedad modernista: que solo uno tiene la razón, y que solo él es bello.
Lo que el posmodernismo dice es que todo tiene un significado. Todo tiene valor y tiene sentido. Por eso los incrédulos de este mundo discuten diciendo: “¿Acaso Dios es el único dios? ¿Es Dios el único bueno? Otros dioses también pueden ser buenos y ayudarme”. Esa es su forma de pensar. La sociedad se está volviendo diversa. Y por eso desvían la mirada. Es como una mujer que antes tenía sus ojos puestos solamente en su esposo, pero ahora comienza a mirar a otros hombres. Del mismo modo, la gente está afirmando que también hay muchas cosas buenas en otros dioses.
Además, ahora no piensan solo desde el punto de vista de Dios, sino también desde la perspectiva de los otros dioses. Y al hacerlo, desarrollan una imagen distinta de Dios. Antes, todos consideraban la Biblia como un buen libro, pero hoy en día algunas personas la ven como un libro para adultos. Incluso los incrédulos solían recomendar la Biblia como lectura ideal para los adolescentes, pero ahora algunos llegan a decir que la Biblia es dañina para la humanidad y que los adolescentes no deberían leerla.
Esto se debe a que, cuando leen acerca de las obras que el Dios Jehová hizo en el Antiguo Testamento, les parece que Él está afirmando ser el único Dios verdadero y que desprecia a todos los demás dioses. No solo eso, sino que esta actitud influye en las personas, de modo que incluso ellos llegan a creer que solo ellos son la nación especial y que todas las demás naciones son consideradas como perros. Por ejemplo, desde el punto de vista de Dios, es motivo de gozo que Josué haya entrado en la tierra de Canaán y vencido a todos los pueblos que habitaban en ella. Pero desde el punto de vista de los vencidos, esos israelitas que habían salido de Canaán cientos de años atrás de repente regresaron reclamando la tierra como suya y matando a todos los que vivían allí. Exterminaron por completo a la población. Es indignante, ¿no es así? Lo que hicieron fue irracional y salvaje. Así, este dios no parece ser un dios justo y recto que defienda a los pobres cananeos, sino que solo protege y favorece a los judíos (Israel), y por eso mata y extermina a todos los demás, incluso a los niños. ¿Cuán violento es este dios?
De esta manera, las personas han empezado a tener diferentes puntos de vista desde distintas perspectivas. Comienzan a ver a este dios como un ser salvaje y violento, que no se lleva bien con los seres humanos. En cambio, los dioses de este mundo no son así. Más bien, son más acogedores y dicen: “Vivamos todos felices juntos”. La razón es que muchos de estos dioses del mundo no están en guerra entre sí, sino que buscan convivir en armonía. Quieren vivir felices entre ellos, pero excluyendo a Dios. Por eso la gente clama por la paz y la reconciliación en el mundo.
Aún hoy, lo que el diablo dice a los seres humanos no es: “¡Voy a destruirlos a todos!” En realidad, lo que el diablo está diciendo es: “Vivamos todos juntos felices”. El dios de este mundo les dice a las personas: “¿Por qué deberían escuchar las palabras de Jehová? Ustedes deberían unirse y vivir bien. No hace falta la religión, ya que solo provoca conflictos. Hagamos juntos un paraíso y vivamos en armonía”. Desde el punto de vista humano, ¿qué tiene de malo eso? Está diciendo: “Solo dejen a Jesús de lado, y vivamos juntos felices aquí. Podemos convertir este lugar en el cielo”.
Por eso, cuando las personas ven desde esta perspectiva, piensan que no se debe excluir por completo a los dioses de este mundo. Por eso consideran a esos dioses como iguales, y por lo tanto incluso a Dios lo ven como uno más entre ellos. Ese es el punto de vista de la gente del mundo. Y a ellos no podemos simplemente decirles: “¡Nuestro dios es el más grande, así que tienes que creer en Él!” Y Dios también lo ve de esa manera. Él no quiere que le sigamos a ciegas ni con ignorancia. Quiere que primero le conozcamos.
Entonces, ¿por qué deberíamos seguir a este dios? Dios no nos obligó a seguirle. Por eso hizo un pacto. Así que nosotros establecemos un pacto con este dios. Él primero nos reveló quién es y qué desea. Y luego nos preguntó si queríamos estar con Él, y si así era, entonces debíamos guardar estas cosas. Él claramente nos preguntó si queríamos o no. Y cuando dijimos que sí, Él dijo: “Hagamos un pacto”. Desde entonces, tenemos condiciones que debemos cumplir.
¿Por qué, entonces, debemos seguir a este dios? ¿Es porque es el dios más moralmente correcto? La moralidad puede ser subjetiva dependiendo de cómo se mire. Por eso algunas personas consideran a Dios como inmoral. Entonces, ¿por qué debemos seguir a este dios? Hay tantos otros dioses. ¿Por qué debemos amar a este dios? ¿Porque es el más excelente? ¿Porque es el más justo? Tal vez eso sea cierto desde la perspectiva de Dios, pero no desde la de otros dioses o desde la de las personas. Entonces, ¿cuál es la razón por la que debemos seguir a este dios? ¿Qué le dirían a un incrédulo si tuviera que explicarle por qué debe seguir a este dios? ¿Qué le dirían? ¿Le dirían: “Porque es el dios más virtuoso”? No, eso no funcionará con los incrédulos. Para ellos, Dios no es virtuoso en absoluto. Entonces, ¿por qué debemos seguir a este dios? ¿Por qué tú sigues a este dios?
Seguiré a este dios hasta el final. Aunque Él haya matado a innumerables gentiles, aun así, le seguiré. Incluso Dios conoce muy bien la razón; por qué nosotros los humanos necesitamos seguirle. Dice en Deuteronomio 30:19: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” ¿Por qué debería escoger eso? Para que vivir. Dijo que, para que tú y tus descendientes vivan, escoja la vida y la bendición. La razón es vivir. La razón por la que yo escojo a este dios para vivir es porque Él es supremo. Él es el dios que dio vida a todas las cosas; Él es quien juzgará en el juicio final; Él es el dios que puede enviar al infierno a todos los demás dioses y seres humanos, sea justo o no ante los ojos de esos otros dioses. Para ellos, Él no es justo. No obstante, este dios es el más poderoso, el que comenzó todas las cosas y el que las terminará.
Por eso Jesús dijo: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Él tiene la autoridad suprema. Todo sucede en su mano, y Él juzgará todas las cosas. En última instancia, el único que puede enviar a un hombre al infierno o al cielo es Él. Por eso yo estoy de Su lado. Estoy en su lado. ¿Por qué? Para vivir. Si me pongo del lado del diablo, me disgustará todo lo que Dios hace y pensaré que está mal. Esa sería mi elección. Para tal persona, el diablo parecerá un ángel de luz. Por eso incluso existe una religión satánica. Las personas en esa religión abiertamente adoran a Satanás y claman su nombre. Para ellos, el argumento de Satanás suena correcto y razonable. Sin embargo, debemos escoger. Al final del día, Satanás es una criatura y será arrojado al infierno, y cada persona tendrá que rendir cuentas por las decisiones que haya tomado.
Dice: “Yo estoy con el Creador y Juez.” Por eso he decidido en entrar en Él. Lo he escogido. Por lo tanto, sé que todo lo que Él dijo que haría con nosotros se cumplirá en mí. La única posibilidad de que nuestra decisión de escogerle termine en desesperación sería si Él fuera un mentiroso que no puede cumplir sus promesas. Sin embargo, sabemos qué clase de dios es. Él es quien cumple sus promesas, incluso si eso le causa daño a Sí mismo. Lo llegamos a saber por medio de la Biblia. Para cumplir Su promesa, incluso sacrificó a Su propio Hijo.
Otro aspecto que hace que nuestro Dios sea el único Dios es que Él tiene sangre. No es el hecho de tener sangre lo que lo hace único. Sino que, para cumplir Su promesa hecha con hombres tan indignos, Él incluso derramó Su propia sangre. Entregó Su propia vida. ¿Existe otro dios como Él en este mundo? ¿Quién en el mundo está tan lleno de amor que, para cumplir una promesa, entregaría su vida? ¿Dónde hay un dios así?
¿Y hay algún dios como Él que no solo promete bendición, sino también hacernos fuente de bendición para que todas las naciones de la tierra sean bendecidas por medio de nosotros? ¿Hay un dios como Él que desea que todas las personas sean bendecidas y que quiere compartir todo lo que tiene con nosotros? Las personas se parecen a su dios. Las personas inevitablemente se asemejan al dios al que pertenecen. Aunque crean que es su propia personalidad y carácter, en realidad están imitando la naturaleza y el carácter del dios al que adoran. Una característica innata del ser humano es que, si tiene algo bueno, quiere quedárselo todo para sí mismo. No quiere compartirlo.
¿Cree usted que no es así? Es porque tiene lo suficiente que puede compartir con otros. Sin embargo, incluso aquellos que hacen la obra del Señor enfrentan constantemente esa tentación. Deseamos disfrutar de lo bueno para nosotros mismos, incluso la palabra de Dios. Y es parte de la avaricia humana querer darlas recibiendo gloria para nuestro propio nombre. Nuestro instinto humano no desea que la palabra se difunda a otros, no quiere que otros reciban la gloria, sino solo uno mismo. Es impactante, ¿verdad?
Reconozco que también tengo esos pensamientos en mi interior. En lugar de no admitirlo y así pecar, lo confesé desde el principio, y por eso lucho contra esto todo el tiempo. A veces he tenido el deseo egoísta de que los hermanos chinos solo reciban gracia a través de mí y no por otros pastores de las Iglesias Berea en China. Incluso he deseado que no reciban gracia de nadie más. En el fondo, anhelaba oír decirles: “¡Sus prédicas son excelentes!” Quería escuchar eso, y no escuchar elogios hacia otros. Suena malvado, ¿verdad? Sin embargo, lucho continuamente contra esos impulsos y busco actuar de forma contraria a esos pensamientos. Si no tuviera la palabra del Señor, nunca podría hacerlo.
Así es el ser humano: no tiene en su corazón el deseo de compartir lo bueno con otros. Esto es igual para todos los otros dioses. Esos dioses están dispuestos a destruir a otros por su propio bien. Pero ahora mismo, no estoy haciendo eso. Más bien, cada vez que poseo algo bueno, lo comparto con otros para que ellos lo transmitan a más personas. ¿Por qué? Porque hay otro dios obrando en mí. Originalmente, yo estaba lleno de demonios y pensamientos carnales, pero ahora que un dios diferente obra en mí, mis acciones son diferentes de mis pensamientos.
He testificado esto antes. Estuve fuera hasta tarde haciendo visitas pastorales y regresé a casa. Tenía hambre, llovía, así que tenía frío y estaba temblando. Justo cuando iba a cenar a las 9 de la noche, recibí una llamada: alguien me esperaba en la iglesia para hablar. Lo primero que pensé fue: “No quiero ir”. Quería encontrar cualquier excusa para no ir. Pero tuve que luchar contra ese pensamiento. “No quiero ir. Pero tengo que ir”. Así que fui. Algunos podrían pensar: “Wow, él es increíble. Está lleno de amor”. Pero en realidad, no lo estoy. Estaba lleno del deseo de no querer ir, pero fui. ¿Saben por qué? Porque hay otro dios obrando dentro de mí. ¿Quién es Él? Es Dios. ¿Y qué tan grandioso es este dios? Es diferente de todos los demás dioses. Y yo conozco a este dios.
Este dios es tan poderoso que, solo por esa razón, debemos escogerlo para poder vivir. Incluso si fuera malvado, perverso y egoísta, aun así, tendríamos que escogerlo para que nosotros podamos vivir. Sin embargo, Él es un dios lleno de amor y tan lleno de compasión que no hay ningún otro dios en este mundo como Él. ¿Qué más necesitamos considerar?
En los tiempos del Antiguo Testamento, las personas lo seguían porque era el dios más poderoso. Estaban obligadas a seguirlo. Pero Jesucristo vino y nos reveló que no solo es el dios más poderoso, sino que también está lleno de amor y gracia. Por eso, ahora lo seguimos porque lo amamos. En los tiempos del Antiguo Testamento, las personas no lo amaban. Lo seguían por temor, para salvar sus vidas. Pero para nosotros ahora, además de todo eso, también lo amamos. Esto significa que lo hacemos con un corazón verdaderamente dispuesto. No necesitamos que nos digan que adoremos a Dios, porque lo haremos de buena voluntad.
Así fue como conocimos a este dios. Por lo tanto, no hay ninguna posibilidad de que adoremos a otro dios. Incluso si otro dios intentara seducirnos, ni siquiera lo miraríamos. Conocemos la naturaleza de a este dios. Sabemos que Dios es un dios celoso, que desea que lo adoremos solo a Él. Pero eso no es todo lo que Dios quiere, ya que mostró misericordia hacia la humanidad humillándose a Sí mismo. Por eso, debemos buscar agradarle solo a Él y adorarlo todos los días de nuestra vida.
Cuando Dios escoge a las personas que le van a servir, no escoge a los que se han divorciado, porque las personas que no pueden guardar su promesa con su esposo o esposa cómo podrán guardar su promesa con Dios, a quien no pueden ver.
La razón por la que una mujer debe someterse a su esposo después del matrimonio no es porque el esposo siempre tenga la razón. Esa no es la razón. La razón por la que ella debe fijar sus ojos solamente en su esposo no es porque él sea apuesto. Hay muchos otros hombres que son más atractivos que él y que la tratan mejor que su propio esposo. Sin embargo, las esposas deben obedecer a sus esposos. Sin importar quién tenga o no la razón, una vez que están casada, deben someterse por completo, no intentar discernir lo que es bueno y lo que es malo. Ya no deben tratar de distinguir por sí misma entre el bien y el mal. Eso le corresponde al esposo, y usted debe seguirle. Por eso, después del matrimonio, si su esposo le dice que deje de trabajar, por ejemplo, aquí en el centro de traducción al chino, entonces debe dejar de trabajar.
Probablemente piensen que yo les diría que sigan trabajando aquí incluso después de casarse, ¿verdad? Nunca he dicho eso. Cuando la hermana Gong-Rei se iba a casar, ella pensó lo mismo. Estaba preocupada por si su futuro esposo la apoyaría. Le preocupaba si él estuviera de acuerdo con que siguiera trabajando. Y yo la regañe y le dije: “¡Despierta! ¿Para qué te vas a casar entonces? No te casas para que tu esposo te apoye. Aunque ahora estés sola, una vez que te cases, debes someterte completamente a tu esposo. Si tu esposo te dice que dejes de trabajar, tienes que dejar de trabajar.” Así que cuando ella decidió someterse a su esposo, tuvo paz y se casó. Y sigue trabajando porque su esposo le dice que lo haga. Creo que también le dije lo mismo a esta hermana. ¿Lo recuerdas? Si tu esposo te dice que dejes de trabajar, tienes que hacerlo. Así debe ser. Afortunadamente, su esposo le permite trabajar. Lo mismo se aplica a usted misionera. Si su esposo le dice que deje de trabajar, tiene que dejarlo. Tiene que obedecer lo que su esposo diga. Si no, no se case. Si no tiene esa determinación, que no se case. Solo debe casarse cuando tenga esa determinación.
Y nosotros estamos agradecidos de que sus esposos les hayan permitido trabajar aquí. Pero el matrimonio es un contrato, y deben cumplirlo. Así como tenemos un contrato (pacto) con Dios de que adoraremos al único y verdadero Dios, oremos para que podamos cumplirlo con todas nuestras fuerzas.
Padre Dios, somos aquellos que adoramos al único y verdadero Dios y hemos recibido Su amor por medio de Jesucristo, a quien Tú has envió. Ayúdanos a no vivir con temor, sino a entregarnos delante Tuyo con un verdadero corazón de amor. Hemos orado en el nombre de Jesús. Amén.

