Servicio del Día del Señor del 30 de noviembre del 2025
La revelación de Dios manifestada por medio de las cosas hechas
(Romanos 1:20)
Pastor Sung Hyun Kim
Imaginémonos que, al caminar por el campo, encontramos una roca y un objeto extraño. Nos preguntamos “¿Cómo es que estas cosas están aquí?”. Es natural pensar acerca de la roca: “Seguramente siempre estuvo aquí”. Pero ¿qué decir de este objeto extraño? Un disco cubierto de vidrio tiene números escritos y, en el eje de su centro, varias agujas se mueven a una velocidad constante. Al abrirlo, vemos un sinfín de piezas que encajan con presión y funcionan en perfecta armonía para cumplir un propósito definido. Cualquiera diría: “¿Oh? Esto es diferente. ¡Es evidente que alguien lo hizo intencionalmente!”.
¿No es extraño? Muchas personas afirman que el universo—mucho más complejo y preciso que un reloj—surgió por sí solo. Según su lógica, si colocamos arena dentro de una caja y esperamos miles de años, un reloj podría formarse espontáneamente. Pero nadie creería que algo así ocurriera. La existencia de todo cuanto hay en el universo revela con claramente que existe un Diseñador Supremo con poder ilimitado. A pesar de ello, las personas no creen en Él, y no porque falten las evidencias, sino porque deciden no creer.
El poder de Dios, quién creó y sostiene todas las cosas, es inmenso y a la vez detallado. Observemos el misterio por el cual una pequeña semilla se convierte en un gran árbol, y la precisión con que las estrellas permanecen en sus órbitas. ¿De dónde proviene la enorme cantidad de agua que las Cataratas del Niagara derrama sin descanso? El sol quema cuatro millones de toneladas de materia por segundo para danos la luz y la temperatura necesarias para vivir. Nuestro corazón, sorprendentemente, late más de dos mil quinientos millones de veces a lo largo de la vida sin detenerse. Nada de esto sería posible sin un Dios absoluto, o al menos un Ser que alcance la categoría de Creador. ¿Cómo podría el ser humano—siendo el principal beneficiario—negar tales maravillas?
A quienes rechacen estas evidencias hasta el final, les sobrevendrá la ira de Dios. Él ha dado pruebas suficientes tanto en el interior del ser humano como en toda la creación. Si el Espíritu Santo concluye: “Hasta aquí”, ya no habrá más oportunidad. Por el contrario, quienes reaccionan ante las evidencias de Dios se distinguen por su respuesta. Incluso aquel que no ha escuchado el evangelio, si anhela al Creador de todas las cosas y lo busca con un corazón sincero, Dios ciertamente le abrirá el camino de la salvación, y reconocerá la voz de Dios cuando escuche el nombre de Jesucristo.
Dios prometió: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer 29:13). Las innumerables evidencias inscritas en todas las cosas muestran cuán seriamente Dios está esforzándose para salvar al ser humano. Para quienes ya hemos recibido ese amor, el calor del sol y la lluvia fría ya no tienen el mismo significado que antes. En todas estas cosas podemos percibir el poder infinito de Dios y Su amor delicado. Cuando esto sucede, también las personas que nos rodean pueden descubrir a Dios mediante estas maravillosas evidencias. Postrémonos humildemente ante la gloria de Dios proclamada por la creación y vivamos agradecidos por toda Su gracia.

