Servicio del Día del Señor del 2 de marzo del 2025

Pastor Sung Hyun Kim

La relación entre Cristo y la iglesia es un misterio y un secreto hermoso. En los ojos del mundo, puede parecer simplemente una reunión de personas insignificantes. Sin embargo, Dios ha puesto a Cristo, quien es la cabeza de todas las cosas, como cabeza de la iglesia. ¿El Hijo de Dios, tan glorioso y digno, se ha convertido en la cabeza de la iglesia? ¿Significa esto que la iglesia es una entidad tan grandiosa? Así es. El hecho de que Cristo sea la cabeza de la iglesia demuestra cuán valiosa es la iglesia. Cristo entregó todo para salvar a la iglesia y, como cabeza, la gobierna y la dirige. Y la iglesia se somete a Cristo con gozo.

La sumisión de la iglesia a Cristo no es hecha contra su voluntad. Para la iglesia, someterse a Cristo es algo completamente natural. Esto se debe a que Cristo no es simplemente un gobernante o un soberano para la iglesia, sino Aquel que se sacrifica por ella y, con amor devoto, busca su felicidad. La iglesia siempre reflexiona de cómo puede agradar a Cristo. Se esfuerza por comprender Su voluntad y seguirla. Además, nunca deja de alabar a Cristo con cánticos. La iglesia confía en Cristo plenamente.

Hay un ámbito en el que se puede experimentar indirectamente esta hermosa relación entre Cristo y la iglesia: la relación entre el esposo y esposa. Un esposo lleno del Espíritu Santo se sacrifica por su esposa y se somete a la felicidad de ella. Asimismo, una esposa llena del Espíritu Santo se somete a su esposo. No solo porque cree que este es el rol que Dios le ha dado, sino porque ve esta sumisión como una expresión de la sumisión al Señor. Aun si su esposo no valora su sumisión, ella sigue sometiéndose, porque su corazón está dirigido al Señor.

Cuando una esposa llena del Espíritu Santo se somete a su esposo, esto se convierte en una confesión de fe. A través de su sumisión, ella glorifica al Señor, y su hogar se convierte en un lugar donde Cristo es bienvenido. La sumisión de la esposa permite que la felicidad del Señor fluya en su familia. En ese momento, el esposo debe tomar a Cristo como modelo. Así como Cristo lo hizo hacia la iglesia, el esposo debe amar, cuidar, proteger y guardar a su esposa. Debe animarla, ayudarla a crecer y estar dispuesto a sacrificarse por ella. De esta manera, la sumisión de la esposa no será forzada, sino voluntaria.

En el corazón de un esposo que ama a su esposa, no hay lugar para el egoísmo. La autoridad del esposo solo debe manifestarse a través de un amor sacrificial. Cuando el esposo y la esposa se aman y se someten el uno al otro según el orden establecido por Dios, su hogar deja de ser un espacio privado y se convierte en un lugar santo donde se cumple la voluntad de Dios. Cuando la relación entre esposo y esposa refleja el misterio de Cristo y la iglesia, el mundo podrá ver el reino de Dios a través de su hogar. Obedezcamos la voluntad del Señor que nos ordena a amarnos y someternos mutuamente. Testifiquemos la felicidad eterna escondida en la relación entre Cristo y la iglesia.

20250302_Someteos a sus propios maridos, como al Señor
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