2018.02.18 – El buen fruto
in SermonesEl buen fruto
(Mateo 7:15-23)
Dios
Es Dios de justicia.
Él
Juzga al mundo con justicia
El mundo tiene buenos y malos frutos.
El buen árbol produce buen fruto
Pero el malo produce mal fruto.
La Ley produce mal fruto (1 Corintios 15:56)
Pero el Evangelio buen fruto. (1 Corintios 15:57)
El mal fruto busca condenar (1 Corintios 15:19-21)
Pero el buen fruto tiene amor. (Gálatas 5:22)
Se puede conocer el árbol por sus frutos.
¿Qué frutos debemos dar?
Quien se aferra a la Ley no puede producir buen fruto
Pero quien vive bajo la gracia no puede dar mal fruto.
Por sus frutos es conocido el árbol
¿Qué tipo de fruto ha tenido?
¿Buen fruto?
¿Mal fruto?
No todo el que dice ‘Señor, Señor’ tiene buen fruto.
Quien vive según la voluntad de Dios es buen árbol (1 Corintios 15:58)
◌ Seamos buen árbol
Y tengamos buen fruto.
Según la voluntad de Dios produzcamos buen fruto.
◌ Solo por el Espíritu Santo podemos producir buen fruto.
Glorificar el reino de Jesús
Es buen fruto.
◌ Realizar la voluntad de Dios es el buen fruto.
Por los frutos se puede conocer.
Estar con Jesús produce buen fruto.
※ Nuestra Iglesia es el buen árbol.
Produzcamos buen fruto
Y glorifiquemos a Dios.
Mateo 7:15-23
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Resumen
La justicia justo y la justicia que viene mediante la fe
Dios es Dios de justicia. La justicia se refiere a la ley de Dios que incluso Él mismo tiene que cumplir. En el momento en que Dios dijo a Adán: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día de él comieres, ciertamente morirás.”, esto se convierte en la justicia. Por lo cual en el momento en que Adán desobedece ya no hay manera para que pueda escapar del castigo eterno. Dios para salvar a este enviá a su Hijo al mundo, y Jesús cargando con el pecado de Adán tuvo que morir derramando su sangre en la cruz. Esta es la justicia, que incluso el Hijo de Dios no puede evitar.
El problema está en que en los días postreros todas los que han sido creados será sujeta al juicio de justicia. En ese momento, muchos ángeles y personas serán enviados en las llamas del fuego, y solo los que han sido aceptados como justos por Dios no serán destrucción sino que obtendrán la vida eterna. No habrá ley o criatura que pueda lastimar a las personas que son justificados por Dios. Esto es porque si Dios desclara: “Tu eres justo”, entonces esto se convierte en justicia.
Entonces, ¿quienes son los justo? Son las personas que tienen la fe. Esta fe no se refiere a la convicción que urge dentro del corazón del hombre, sino es la fe que Dios ha revelado. Esta fe es la fe que ha salido de Dios, es la fe propia de Dios. Cuando esta fe esta dentro de nosotros, Dios nos justifica como justos. Como esta evidencia es mucho más fuerte que la Ley, no importar que tipo de criterio la Ley tenga no nos puede juzgar. Esto es porque esta evidencia fue jurada por Dios a través de su Hijo.
En el mundo no existe persona que no tenga pecado. Esto incluye a los que no han robado o dicho una mentira. Jesús dijo: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5:27-28). No importa que tan bueno sea una persona en sus acciones ya ha pecado en su corazón, y es algo que Dios conoce. Por lo tanto, no hay forma que el hombre tenga la salvación por su propia justicia. El único camino por el cual el hombre puede tener la salvación es obtener la fe que Dios nos ha dado. Y esta es la razón por el cual tenemos que predicar el evangelio.
El regresar a la Ley es cambiar de dirección hacia el infierno
Nosotros hemos recibido el bautismo en el nombre de Jesucristo. Aunque el bautismo dado por Juan el Bautista en agua pueda dar la experiencia en la carne, no puede dar la experiencia en el espíritu. El recibir el bautismo en Su nombre obedeciendo al mandamiento que Jesucristo nos ha dado es completamente diferente. Este es el bautismo en agua y Espíritu Santo la cual trae la experiencia en la carne y en el espíritu. Aunque las personas que han recibido el bautismo de agua dado por Juan el Bautista confiesen: “Soy pecador”, esto no puede dar la salvación del espíritu. Sin embargo, el bautismo dado por el nombre de Jesucristo salva a nuestro espíritu.
1 Pedro 3:20-21 dice: “Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo”, mencionando a los ocho parientes de Noé que recibieron la salvación en el diluvio. Israel al salir de Egipto cruzaron el Mar Rojo. 1 Corintios 10:2 dice que ellos recibieron el bautismo en el mar. De esta misma forma, el bautismo es enterrar el viejo ser y unirnos a Jesucristo; por lo cual todos los que están en Él recibirán el mismo trato que Él recibe de Dios. No debemos menospreciar el bautismo. El bautismo es vínculo que conecta el hombre y Dios. En el caso de que si una persona que ya ha recibido el bautismo no tiene la certeza y siente que tiene que volver a tomarlo, probablemente no se ha unido a Jesucristo.
Nosotros hemos recibido el bautismo en el nombre de Jesucristo. Por lo tanto, ya no somos pecadores. Dios ya nos ha aceptado como justos. Aunque en el pasado cuando eramos pecadores la maldición y la muerte nos dominaba, ahora la paz y la vida nos domina. Por lo tanto, aquel que ya ha recibido la salvación trata en volver a estar bajo la Ley es insensato. La Ley es la ley que fue dada luego de que el hombre haya caído, por lo cual su rol es en sí es condenar a las personas. El hecho de que las personas que ya se han unido a Jesucristo deciden en volver a la Ley, es igual a un hombre que esta yendo al Reino de los Cielos y decide en regresar al infierno.
El buen árbol y el árbol malo
Jesús dijo: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.” (Mateo 7:17-18). Muchas personas al pensar en las palabras “buen árbol” y el “buen fruto”, piensan en actividades como ayudar a los pobres o el uso de buenas palabras que hacen respetar a las otras personas. Su interés está en distinguir que lo bueno y lo malo.
La Ley hace que las personas diferencien lo bueno y lo malo. La razón por lo cual Dios da al pueblo de Israel la Ley, luego de estar por cuatro cientos años en Egipto, es para que ellos con la consciencia de fe diferencien lo bueno y lo malo. Para los gentiles su propia consciencia hace el mismo rol que la Ley hace en los israelitas. Aunque ellos no se les fue dada la Ley, la consciencia que ellos tienen se convierte el criterio que diferencia el bien el mal. De esta manera, la Ley o la consciencia hace que el hombre diferencia lo bueno y lo malo. Lo que Dios desea obtener por ello es que el hombre confiese: “¡Yo soy pecador!”. No existe nadie que pueda escapar el juicio de la Ley o la consciencia.
Existen algunas personas que dicen que son limpios según su consciencia. Sin embargo, el hecho de que una persona por no reconocer que es un pecador, no significa que no lo sea. Lo importante es el juicio de Dios y no la del hombre. En el caso de si uno tome del veneno sabiendo que es veneno o no, el resultado de ello es lo mismo, la muerte. El tratar de recibir la justificación por medio de acciones que van acorde con el juicio de diferencia lo que es bueno y malo, no solo no tienen ningún significado, sino hace que las personas se alejen de la gracia de Dios.
Gálatas 5:4 dice: “De Cristo os desligasteis, lo que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” ¿Qué es lo puede hacer la rama al ser desligado del árbol? Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5). ¿Cómo puede una persona que ha sido cortada de Cristo tener los frutos que Dios desea? Más allá, ¿cómo puede una rama que no tiene fruto sobrevivir?
El buen árbol se refiere a la personas que pertenece a Cristo, y el árbol malo a las personas que pertenecen a la Ley. Por la razón de que Jesús haya usado el buen árbol y el árbol malo como parábola no debemos entender esto como palabra de bendición. Jesús vino a esta tierra para salvar a la humanidad que tuvo que recibir el castigo eterno, Él no vino para dar palabra de bendición. Jesús vino para salvar a los israelitas que fueron condenados por la Ley y la humanidad que fue condenada con la consciencia.
Entre las obras que Jesús hizo al venir a esta tierra la más significante es que murió en la cruz derramando su sangre. Entre Dios y nosotros había una pared que es el pecado. Jesús murió en la cruz de acuerdo a las peticiones de la Ley, por lo que destruye la pared del pecado que estaba entre Dios y nosotros. Por lo tanto, las personas que están dentro de Jesús ahora son personas que han muerto a la Ley y la consciencia. Por lo cual, ya no tiene ningún significado en diferenciar lo bueno y lo malo con esos criterios.
El fruto del buen árbol y el fruto del árbol malo
Jesús dijo: “Guardaos de los falsos profetas, que viene a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 7:15-16). Las personas que llevan la palabra de Dios condenando a las persona según la Ley o la consciencia no son más que falsos profetas.
¿Cuales son sus frustos? 1 Corintios 15:56 dice: “La muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.” Esto significa que en donde está la Ley, el pecado obra, y donde el pecado está, está la muerte. Por lo tanto, el tratar de estar debajo de la Ley es lo mismo que tratar de estar la maldición. Los religiosos piden es su propia justicia, no es la gracia. Aunque ellos piensen que son personas que se esfuerzan para vivir una vida amablemente, esto solo es su propia satisfacción que los aleja de la oportunidad de recibir la gracia.
Juan 1:17 dice: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” ¿Qué tipo de árbol es usted? ¿Será que es un árbol que tiene raíces de la gracia y la verdad? Si esto es así, entonces usted tendrá frutos de paz y vida. Sin embargo, si es un árbol que tiene la raíces en la Ley, no podrá tener más frutos que no sea del pecado y de la muerte.
También las personas llenas del Espíritu Santo que han servido a la iglesia, en el instante en que comienza a diferenciar lo bueno y lo malo su fe puede derrumbarse, como la casa que es derrumbada al ser edificada en la arena cuando la tormenta viene (Mateo 7:24-27). Nosotros tenemos que convertirnos en personas del Espíritu Santo que permanecen en la gracia, en cambio de ser personas que diferencian lo bueno y lo malo con nuestra propia consciencia. No seamos personas que son cortadas de Cristo y de la gracia, sino seamos personas que han recibido la aceptación de Dios como justos. Sostengamos la vid y demos buenos frutos.
No es correcto que la persona que es justificada por Dios juzgue y condene a las otras personas con el bien y el mal. La Ley no es el único mandamiento, sino la gracia también es mandamiento. De la misma forma como uno si menosprecia la Ley la carne recibe la maldición y el castigo, al menospreciar la gracia el espíritu es quien recibe la maldición y el castigo. Aunque saben temer el mandamiento de la Ley, ¿cómo pueden no temer el mandamiento de la gracia?
Tenemos que recibir la gracia. Nosotros somos pecadores que tenemos que ir al infierno si no tenemos la gracia. Solo las personas que han recibido la gracia puede salvar a otros espíritus. El espíritu de las personas que pertenecen al árbol malo, que es la Ley, solo recibirá la maldición y la muerte. No haga que el propósito por el cual Jesucristo vino al mundo sea en vano, sino sea el buen árbol que tiene su raíz en la gracia.
Carta de Simuón
Pronto
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Traduccion de la sintesis: Da Un Chung
Traducción del resumen: Eun Sol Jang
Interpretación: Eun Sol Jang