2017.04.23 – ¿Me amas?
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¿Me amas?
(Juan 21:15-18)
Dios
Es amor.
Él
Manifestó el amor al mundo al enviar al Hijo,
Jesucristo. (Juan 1:14)
Nuestra fe es el amor hacia Él.
Jesús es el Cristo y el Salvador, esta es nuestra fe.
Luego de su resurrección, Jesús se manifestó a los discípulos
Y a Pedro le preguntó:
¿Me amas?
Apacienta mis corderos.
¿Me amas?
Pastorea mis ovejas.
¿Me amas?
Apacienta mis ovejas.
La obra del Espíritu Santo es primeramente el amor. (Gálatas 5:22)
Amar al Señor por el Espíritu Santo es nuestra fe.
Quien no ama a las ovejas del Señor
No ama sinceramente al Señor.
Quien tiene una verdadera vida de fe y ama al Señor
Debe escuchar y obedecer el mandamiento del Señor. (1 Samuel 15:22-23)
○ El alimento que alimenta a las ovejas
Es el pan que viene del Cielo, es la Palabra de Verdad.
Solo por la Palabra de Verdad puede vivir el espíritu.
○ Por la Ley las personas no pueden ser salvas
Ni tampoco por las crítica o por las palabras ociosas hacia el otro.
Solo por el amor se testifica la Verdad.
○ Quien recibe el amor del Señor
Ama al Señor con todas sus fuerzas.
Quien ama al Señor, ama las almas.
※ Quien tienta al hermano
Y hace que caiga, recibirá juicio de Dios.
Por esta razón, amemos y amemos.
Juan 21:15-18
15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
Resumen
Reciba el amor de Dios
Dios es amor. Dios solo ama a su hijo. La razón por la cual Dios ama a las hombres es porque están dentro de su Hijo. Aunque sea una persona con una gran personalidad, si está afuera de su Hijo no puede recibir el amor de Dios. Por lo tanto, para recibir el amor de Dios el hombre tiene que entrar en Jesucristo. Jesús al subir del agua al ser bautizado Dios dijo, “Este es mi Hijo amado en quien tengo mi complacencia.” Jesús no es quien solo recibe el amor de Dios, sino también es quien complace a Dios. Dios no solo ama a los que están dentro de Jesús, sino que desea que sean su complacencia.
Dios conoce lo que necesitamos y quiere ayudarnos. Antes de recibir la ayuda de Dios primero tenemos que establecer una relación de amor con Dios. Dios por medio de la gracia nos tomó como hijos. Al enviar a su Hijo y al derramar Su sangre redime nuestros pecados; hace que recibamos el bautismo en el nombre de Dios para poder unirnos con el Hijo de Dios. Por lo cual, nosotros no solo hemos recibido la redención de pecados, sino que somos hechos hijos de Dios. El amor de los padres hacia los hijos sobresale entre los amores. Esto también es lo mismo para Dios. Dios ama a los hijos con el amor que tiene hacia su unigénito.
Dios derrama en sus hijos el Espíritu Santo. Para triunfar en la vida de fe ciertamente necesitamos recibir la ayuda del Espíritu Santo. Aunque lea mucho la Biblia y escuche muchas prédicas, si no tiene la ayuda del Espíritu Santo esto solo será acumulado en la cabeza y no entrará en el corazón. Tiene que recibir el Espíritu Santo para que pueda entender la Palabra y que esa Palabra pueda ser aceptada en lo más profundo del corazón. El Espíritu Santo no habla por su propia cuenta sino que hace recordar la Palabra de Jesús. Esta es la razón por la cual Jesús al hablar del Espíritu Santo lo llama, “Espíritu de verdad” (Juan 16:13).
La palabra escrita en la Biblia separa a los Cristianos con las personas del mundo. Aunque los cristianos se arrepienten según la Biblia, las personas del mundo no se arrepienten. Aunque los cristianos por medio de la Palabra reciben el bautismo, las personas del mundo no lo reciben. Aunque los cristianos por medio de la Biblia reciben el Espíritu Santo, las personas del mundo no reciben el Espíritu Santo. Aunque las personas del mundo también pueden escuchar la palabra con los oídos, ellos no dejan esa palabra en sus corazones. Para guardar la Palabra de Dios en el corazón se necesita la ayuda del Espíritu Santo, pero las personas del mundo no pueden recibir el Espíritu Santo. ¿Ustedes al recibir la Palabra de Dios, será que la están recibiendo con la ayuda del Espíritu Santo? ¿Están guardando esa palabra en lo profundo de sus corazones?
Amen a Dios
Dios no nos ama solo con palabras, sino que nos ama con todo su corazón. Cualquier persona que ha recibido el amor de Dios tendrá un cambio fundamental. Basados en las apariencias es difícil dicernir quien ha recibido el amor de Dios o no. Sin embargo, la persona que ha recibido el amor de Dios ciertamente conoce esto. ¿Será que usted ha recibido el amor de Dios? Jesús conocía perfectamente cuanto el Padre lo amaba. Por lo cual, al servir al Padre con su vida manifestó su amor hacia el Padre.
Las personas al escuchar las palabras amen a Dios, es fácil que sientan la carga de tener que entregar algo a Dios. Sin embargo, para amar a Dios primero tenemos que recibir la revelación de Dios. Tenemos que saber que es lo que Dios está ordenando, que es lo que Dios deséa de nosotros para poder amarle. Dios nos ordena que oremos en verdad, nos ordena que rindamos culto en verdad, nos ordena que entregamos ofrenda en verdad. Todas estas son formas de amar a Dios.
Dios para probar a Abraham lo llama y le dice, “Ofrenda a tu unigénito como holocausto.” ¿Cuán difícil es entregar como holocausto a su hijo que obtuvo a lo cien años? Sin embargo, Abraham en el mismo momento de recibir la Palabra de Dios toma a Isaac y va al Monte de Moriah. En el momento que llegó al lugar en donde iba a sacrificar a Isaac, Dios le dice, “Abraham, Abraham. No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que me amas.” La razón por la cual Abraham ama a Dios es porque conoce el amor de Dios. La persona que recibe el amor de Dios puede amar a Dios.
La persona que ama a Dios es escogido por Dios para realizar su obra. Nuestra vida de fe es la vida de amar a Dios. La razón por la cual oramos es porque es una acción de amar a Dios. Por lo tanto, nosotros al orar Dios recibe la gloria. Entonces, el Hijo de Dios que obra para la gloria Dios responderá a lo que pidamos (Juan 14:13).
Apacienta mis corderos
Jesús luego de resucitar pregunta a Pedro, “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?”. Entonces, Pedro responde diciendo, “Si, Señor; tú sabes que te amo.” Luego Jesús le dice, “Apacienta mis corderos.”
Aunque en la iglesia haya personas que han llevado su vida de fe por un largo tiempo, también hay personas que recientemente comenzarón su vida de fe. La fe de estos nuevos creyentes es grandemente influenciada por la fe de los creyentes que le anteceden. Ellos aprenden de la vida de fe de los creyentes antes que ellos. Si las personas que creyeron primero muestran un vida de fe que no va según la voluntad de Dios y no sirven a Dios verdaderamente, los que no hacen mucho han comenzado con la vida de fe dirán, “¿Ah, eso también se puede hacer?” y comenzarán a actuar de la misma forma. Los nuevos en la vida de fe son corderos. La persona que verdaderamente ama a Dios tiene que ser un modelo de fe para ellos.
Una persona que atiende a la vigilia, y por la escusa de que está cansado se queda dormido usando la Biblia como almohada. Cuando los nuevos en la fe ven esto, se sorprenden y dicen, “¿Será que eso se puede hacer?” Sin embargo, luego esa persona también puede terminar usando la Biblia como almohada. La razón por la cual los padres tiene que tener cuidado con sus palabras y acciones delante de sus hijos es porque hay muchos casos en los cuales los hijos siguen las acciones de los padres. De la misma manera, la persona que ama al Señor siempre tiene cuidado para que sus palabras y acciones sean modelo a seguir para los nuevos en la fe.
Pastorea mis ovejas
Cuando, Jesús vuelve a preguntar a Pedro, “¿Me amas?”, Pedro responde diciendo, “Sí, Señor; tú sabes que te amo.” Luego, Jesús responde, “Pastorea mis ovejas.” Las palabras pastorea mis ovejas significa que enseñe y guie bien a los espíritus. La persona que ama a Dios tiene que enseñar y guiar bien a las ovejas que les fueron encargadas. Esto no es algo fácil de hacer, ni tampoco uno recibe la recompensa por lo sufrido en esta tierra. Hay casos en que somos rodeados de problemas, o sufrimos injusticia por las mentiras de las personas. Si vemos esto con los ojos del hombre, esto no es algo que nosotros deseemos hacer.
Sin embargo, el Señor nos dice, “Si me amas, pastorea mis ovejas.” Aunque muchas personas dicen que aman a Dios, no tiene ningún interés en pastorear las ovejas del Señor. Esto es igual a las palabras del Señor, “Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí.” (Isaías 29:13). ¿Será que usted verdaderamente está amando a Dios? Entonces tiene que enseñar y guiar bien a las ovejas del Señor. Tenemos que convertirnos en personas que el Señor pueda dejar sus ovejas con seguridad.
Apacienta mis ovejas
El Señor pregunta por tercera vez a Pedro, “¿Me amas?”. Cuando se le fue preguntado, “¿Me amas?” por primera vez respondió sin ningún problema que sí, pero si se le es preguntado tres veces la misma pregunta cualquier persona perdería la seguridad y diría, “No se, soy muy débil verdad.” Sin embargo, si el Señor no solo tres veces sino que nos pregunte treinta veces, “¿Me amas?”, nosotros en esos momentos tenemos que tener la seguridad de responder, “Tú sabes que te amo.” A esas personas el Señor dirá, “Apacienta mis ovejas.”
¿Qué es lo que nosotros comemos y bebemos en la iglesia? Jesús dijo, “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; y si alguno bebiere de esta mi sangre y comiere de mi carne, entran la vida y la vida eterna.” (Juan 6:51-54). La iglesia no es un lugar donde se escuchan las historias del mundo. Lo que los espíritus tienen que escuchar en la iglesia no son las criticas de las personas o el juzgar de ellos. En la iglesia se tiene que comer y beber la sangre de Jesús, la cual es el alimento y bebida que ha venido del cielo. Si es una persona que verdaderamente ama a Dios, los guiará a Jesús para que los espíritus puedan ser suministrados de ese alimento en la iglesia.
Piensen en las ovejas del Señor
Lo que nosotros estamos buscando no es la justicia que las personas del mundo proclaman. De la misma manera como Jesús no dijo, “Ustedes busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia.”, la justicia que buscamos es la justicia que está dentro del Cielo. Por lo tanto, debemos parar el juzgar y condenar a los demás pensando que uno es justo. Nosotros que debíamos morir por la eternidad, fuimos salvos por Dios por medio de Jesucristo, por lo cual lo que ahora tenemos que hacer es testificar la gracia y verdad que fue manifestada en el mundo por Jesucristo.
Las “ovejas del Señor”, los cuales aquellos que verdaderamente aman a Dios tiene que cuidar y enseñar, no son las personas del mundo. Si verdaderamente ama a Dios tenemos que amar a la iglesia que es Su cuerpo. Especialmente tenemos que entender el corazón del Señor cuando dijo, “Si me amas, apacienta mis corderos.”, y ser modelos a seguir a los que son nuevos en la vida de fe. Ante todo al escuchar la Palabra de Dios no debemos tomarla como palabra de hombre y menospreciarla.
Con nuestras fuerzas no podemos amar al Señor. Sin embargo, esto es posible por medio del poder del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos da el poder de poder amar al Señor. Tenemos que escuchar las palabras, “Apacienta mis corderos. Pastorea mis ovejas. Apacienta mis ovejas.”, que el Señor dice a las personas que le aman. Por lo tanto, recibamos la llenura del Espíritu Santo. Tengamos una vida de fe que de la misma forma como amamos al Señor podamos pensar en las ovejas del Señor.
Carta de Simuón
¡Amados hombres y mujeres de Sungrak! Yo les amo,
El hombre debe respirar para poder sobrevivir, y si una persona para de respirar, morirá. De igual forma, en nuestras vidas espirituales, la oración es tan importante para nuestra supervivencia espiritual como lo es respirar para nuestro cuerpo físico. No solo tenemos que orar varias veces al año, sino diariamente y en toda ocasión. La oración es el único canal mediante el cual nuestras almas pueden tener comunión con Dios. Entonces, la oración es un gran regalo que el Señor Jesús nos ha dado.
Orar es la llave del cielo. Podemos abrir y cerrar las puertas con esa llave. Si alguno es un hijo de Dios, entonces él o ella es un hombre de Dios, y si es un hombre de Dios entonces deben orar aún más. La oración no solo es algo que los santos deberían realizar, sino que Jesús mismo oró mucho, el Hijo de Dios, el único hombre justo. Él dijo a su Padre, “Padre, gracias te doy por haberme oído.”
Cuando Jesús oró con mayor vehemencia, ángeles lo fortalecieron. Está escrito en la biblia que después que Jesús ascendió al Cielo, Sus amados discípulos “se reunían constantemente en oración.” Debieron haber orado y arrepentido mucho, vaciando sus corazones. Entonces, el Espíritu Santo vino sobre ellos.
Jesús dijo, “Oren para que no caigan en tentación.” Y los animó para que oraran porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Nuestra justas y veraz oraciones son ayudadas por el Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles.
El edificio de la iglesia no es un lugar donde las personas van por justicia o a presentar argumentos en contra de sus hermanos, sino por el contrario, es la casa de oración para todas las naciones. Por ende debemos orar, arrepentirnos, y recibir poder, en la iglesia. Debemos orar por nuestros hijos al igual que por nosotros mismos. Solo a través de la oración podemos recibir el poder que nos permite superar al mundo. Las almas que oran tienen poder espiritual y atraen la atención de Dios.
Hoy, nuestra iglesia seriamente carece de oración. Esta es la razón por el cual muchos sufrimientos nos asechan. ¡Oremos! Reunámonos todos juntos y oremos. El Señor cuidadosamente escucha nuestras oraciones. Por favor, permite que nuestra iglesia supere esta gran tentación. Primero, debemos limpiar nuestros corazones. Como el Señor dijo, “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” (Juan 15:7), tenemos que permitir que Su palabra entre en nuestra alma.
Vehementemente les pido que oren por mi mucho más que antes. También, les pido que oren por el Reino de Dios y Su justicia. Orar por la iglesia es amar a la iglesia. La iglesia de Cristo es Su cuerpo que fue fundada en la oración. Muchas gracias.
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Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri