2017.02.19 – La Iglesia que escucha al Espíritu Santo
in SermonesLa iglesia que escucha al Espíritu Santo
(Apocalipsis 2:1-7)
Dios
Es espíritu.
Él
Es Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad. (Mateo 28:19)
El Padre establece la voluntad como justicia, (Juan 6:38-39)
El Hijo consuma esta voluntad por la Palabra (Juan 1:14)
Y el Espíritu Santo anuncia la Palabra como Verdad a la Iglesia. (Apocalipsis 2:7)
Por lo tanto,
La Iglesia de Jesús debe escuchar lo que el Espíritu Santo anuncia.
Escuchar la Palabra de Verdad
Es tener al Espíritu Santo en el espíritu. (Hechos 10:44)
El Espíritu Santo procede del Padre. (Juan 15:26)
Por esta razón
Quien recibe la Palabra de Dios (Juan 6:63-68)
Es lleno del Espíritu Santo
Y si no lo hace
Únicamente escucha las palabras de los hombres.
Quien no escucha la voz del Espíritu Santo no puede ser espiritual (1 Corintios 12:3)
Y se desecha lo que se comenzó por el Espíritu Santo.
El templo
Es mantener el primer amor de la Iglesia. (1 Corintios 3:16-17)
○ En el templo siempre debe brillar la luz del candelabro.
Esta es la labor del sacerdote
Y esta es la labor de los santos.
○ No solo ore por ser lleno del Espíritu Santo
Tenga fe y guarde la Palabra de Dios como verdad.
Sólo la verdad nos da inspiración.
○ Al escuchar las palabras del Espíritu Santo para la Iglesia
Se convertirá en una iglesia llena del Espíritu Santo.
La corrupción es escuchar, pero no obedecer las palabras del Espíritu Santo.
※ Nuestra Iglesia conoce la Verdad
Y conociendo tiene fe en la voluntad de Dios.
Somos la Iglesia que vence al mundo por la Palabra del Espíritu Santo.
Apocalipsis 2:1-7
1 Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:
2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;
3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.
4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Resumen
La identidad de hijo obtenida por la obra del Padre, Hijo y Espíritu Santo
Dios es espíritu. Generalmente como el espíritu no es materia ni tiene imagen y el hombre que tiene carne no le puede ver. Por esta razón fácilmente las personas dicen que Dios no existe. Sin embargo, los cristianos han visto a Dios. Esto es porque la palabra que estuvo con Dios desde antes de la eternidad fue hecho hombre y vino a esta tierra.
Jesucristo es Dios. Él al ser llamado hijo de Dios, no es porque Él sea inferior a Dios, sino que es igual a Dios. Al escuchar la palabra “Dios” frecuentemente piensan en el Padre. Sin embargo, la palabra “Dios” es una palabra que incluye Padre, Hijo y el Espíritu Santo.
Dios Padre es quien decide la voluntad, y toma su voluntad como justicia. El Hijo de Dios manifiesta esa voluntad al mundo. Nosotros por medio del Hijo de Dios conocimos la voluntad de Dios, y también la obtuvimos. El Espíritu Santo declara la voluntad de Dios. En el caso de que nosotros solo conocemos al Hijo de Dios y no recibimos el Espíritu Santo, aunque podamos obtener esa justicia no va a poder ser esparcida.
Antes de que Jesucristo viniera a esta tierra no hubo nadie que había visto a Dios. Sin embargo, en el Antiguo Testamento describe como si estos personajes Abraham, Isaac, Jacob y Moisés hubieran visto a Dios. Ciertamente ellos vieron a alguien que fue percibido como Dios. Con precisión este es el ángel que Dios envió (Éxodo 3:2). Por el contrario, nosotros los cristianos hoy en día el Dios que vemos no es un ángel. Nosotros hemos visto al que ha recibido toda autoridad del Padre en el cielo y la tierra, osea al heredero de Dios, Jesucristo.
Jesucristo quien vino a esta tierra sufriendo la muerte según la voluntad de Dios, fue revivido por Dios y llevado al cielo para ser heredero. En ese momento el deber del ángel que estuvo sentado en el trono con el nombre de Jehová es completada. El Hijo de Dios al sentarse en el trono comienza la generación en que Él personalmente dominará el cielo y la tierra. La fe del cristiano no es un concepto ni es algo subjetivo. Los cristianos creen en ese Dios que envió a Jesucristo a esta tierra, hizo que sufriera muerte para realizar su voluntad y al resucitarlo de entre los muertos hizo que ascendiera al Cielo.
Aunque sea la misma Biblia la inspiración del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento son diferentes. Aunque en el Antiguo Testamento está la ley que fue dada por el ángel, en el Nuevo Testamento está la gracia y verdad dada por Jesucristo (Juan 1:17). El esparcir esa gracia y verdad es la obra realizada por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo procede del Padre luego de que Jesús sube al cielo, se sienta en el trono y pide al Padre. Acá está la razón por la cual antes de que Jesús recibiera la gloria, el Espíritu Santo no moró en nadie (Juan 7:37).
Obviamente aún ahora no significa que cualquiera que desee el Espíritu Santo lo vaya a recibir. Sólo las personas que Dios vea como santas pueden recibir el Espíritu Santo. El estándar del hombre y de Dios son diferentes. Aunque tenga una gran personalidad y tenga mucha sabiduría en los ojos de Dios no es más que un pecador. A los que aceptan y confiesan que son pecadores y se revisten de la preciosa sangre de Jesús, osea los que han recibido el bautismo en el nombre de Jesucristo Dios los aceptará como santos.
Confesar que uno no tiene justicia y guardar esa identidad que obtuvimos
Los que han recibido el bautismo en el nombre de Jesucristo son los que han renacido por el Espíritu Santo. Los que han renacido por el Espíritu Santo son nacidos del cielo, nacidos por el espíritu, y su identidad es completamente diferente a los que no creen. Desafortunadamente hoy en día hay muchos cristianos que olvidan que tienen una honorable identidad. El morar del Espíritu Santo en nosotros significa que nosotros nos convertimos en el templo de Dios. En el caso de que menospreciemos la identidad que recibimos, en conclusión terminaremos ensuciando el templo (1 Corintios 3:17). De la misma manera como Jesús aún al ser crucificado no negó su identidad de ser Hijo de Dios, nosotros en cualquier situación tenemos que guardar nuestra identidad.
El cuidar nuestra identidad de ser Hijos de Dios no es guardar la voluntad y méritos propios. Pablo tomó todos sus estudios, personalidad, etc., todo lo que es beneficiosa para la carne como basura (Filipenses 3:8). No existe persona que tenga afecto hacia la basura. Asimismo, ya que somos hijos de Dios que nos hemos arrepentido y recibido el bautismo, no debemos mostrar nuestra voluntad. No debe existir la situación de juzgar a la iglesia o menospreciar a los miembros con su voluntad.
Judas Iscariote aún siendo Galileo tenía diferentes aspectos sobresalientes para llegar a ser uno de los discípulos de Jesús. Él era una persona inteligente que pudo obtener la confianza de Jesús en un corto tiempo, una persona que tenía la perspicacia para pensar filosóficamente. Sin embargo, el cayó con sus propios pensamientos, por lo cual en conclusión fue usado al vender a Jesús.
La iglesia de Jerusalén al escoger a los diáconos escogieron a siete personas que estaban llenos del Espíritu Santo y sabiduría. Aunque entre los siete Nicolás, fue uno de los gentiles, que fue recibido en la iglesia judía, era una persona que estaba lleno del Espíritu Santo y sabiduría para ser uno de los candidatos entre los judíos. Sin embargo, luego de ser diácono en un momento puso sus estudios y personalidad delante de él y comenzó a juzgar a la iglesia. En ese momento las personas que tenían frustración por diferentes razones se acercaron alrededor de él dando influencias negativas con sus opiniones, por lo cual esto dió una gran dificultad a la iglesia. Apocalipsis 2:6 dice, “Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.” Es importante que los santos tengan una gran personalidad y habilidades. Sin embargo, esto no puede ser instrumento que cubra la voluntad de Dios. La razón por la cual nosotros recibimos la gracia es porque aceptamos que nosotros no tenemos justicia propia. En este momento no debemos perder ese primer corazón que al principio teníamos.
Tenga el primer amor
La iglesia de Efesio, la cual era una de las siete iglesias en Asia Menor, es donde Pablo estuvo por tres años, por cual ellos tenían una gran nivel al recibir sus enseñanzas. Aunque esta iglesia recibió cumplidos de parte de Dios en diversos aspectos, fue reprendida por dejar su primer amor (Apocalipsis 2:1-4).
¿Qué es el primer amor? Es cuando uno se arrepiente de muchas cosas y al recibir el bautismo confiesa, “Señor, quien has dado tu gracia a este pecador, te voy a amar por la eternidad. Voy a sacrificarme por la iglesia que me dió el evangelio y las enseñanzas sin cambiar.” Sin embargo, al pasar el tiempo con diversos problemas expresas disatifacción en la vida de fe y critica a la iglesia. Esta es la evidencia de que el primer amor está siendo enfriado.
En la ceremonia de matrimonio el novio y la novia se prometen amarse entre sí por la eternidad. Sin embargo, no son pocos los casos en el cual después de varios años la promesa no tiene ningún significado. Cuando una pareja no trata de entender a la otra persona y comienza a quejarse, esto cada vez será acumulado, y solo faltará expresarse rudamente, y cuando estos casos comienzan a repetirse la confianza disminuirá y luego será difícil mantener una familia. Esto ocurre de la misma manera dentro de la iglesia. Las personas que son ungidas para ser diáconos determinan en sacrificarse en la iglesia derramando sus lágrimas. Sin embargo, no mucho después hay personas que no tienen ningún interés en lo que está ocurriendo en la iglesia, o hay personas que salen y atacan a la iglesia.
Cuando dentro de la iglesia hay muchas personas que pierden su primer amor la iglesia pasará por dificultades. Al igual que el amor de pareja no debe cambiar, también nuestra confesión de la fe no debe cambiar delante de Dios. Apocalipsis 2:5 dice, “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, haz las primeras obras.” De la misma manera como el resto de los botones son mal puestos si el primero lo es y toca removerlos todos para hacerlo bien, también los que han perdido el amor de Dios tienen que recuperar ese estado que tuvieron al principio de su vida de fe. Esto es el arrepentimiento. El arrepentimiento no es algo que simplemente se hace con los labios. Aunque en el arrepentimiento verdadero viene el sufrimiento, al triunfar en el arrepentimiento puede recibir la guía del Espíritu Santo.
Escuchemos la palabra del Espíritu Santo
Nosotros tenemos que convertirnos en la iglesia que escucha la Palabra del Espíritu Santo. La Palabra del Espíritu Santo no es una palabra nueva. El Espíritu Santo no habla por su propia cuenta, sino que nos da la palabra que Jesús dijo. Esa palabra es palabra espiritual. Jesús dijo, “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6:63). Aunque una persona hable con un gran entendimiento y personalidad, esto no podrá dar a las personas un beneficio espiritual y sólo hace que sea edificada la voluntad de la carne, no podemos decir que esas son las Palabras del Espíritu Santo.
Apocalipsis 2:7 dice, “el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el que está en medio del paraíso de Dios.” Al escuchar la predica escuchamos la Palabra de Dios por medio de los oídos. Por lo cual no debemos tomarla como uno de los muchos sonidos que entran en los oídos. La persona que al escuchar la Palabra de Dios la escucha como un sonido más, juzgándola y criticándola no podrá vencer en la vida de fe, y si vence no podrá comer del fruto del árbol de la vida.
Cuando Adán y Eva pecaron en contra de Dios, los expulso del Edén para que no comieran del fruto del árbol de la vida. Dios desea dar el fruto del árbol de la vida a las personas que guardan su primer amor hasta el final. Nuestra esperanza no está en esta tierra. ¿Ustedes no quieren ser los que vencen y comer del fruto del árbol de la vida que Dios nos quiere dar? ¿No tienen curiosidad de que cambio vendría en nosotros? Por lo tanto, cuando nos arrepentimos y recibimos el bautismo tenemos que guardar ese amor que confesamos delante de Dios. Jesús al venir de nuevo resucitaremos he iremos al Cielo, y en ese lugar vamos a disfrutar junto con Jesús la gloria. Por lo tanto, no pongamos nuestra voluntad que ya botamos como basura sino que aceptemos la voluntad de Dios. Tenemos que pensar donde hemos caído y arrepentirnos y recuperar nuestras primeras obras.
Carta de Simuón
Pronto
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri