2016.08.21 – El dolor de Dios y la iglesia
in SermonesEl dolor de Dios y la iglesia
(Mateo 26:36-46)
El eterno
Padre Dios,
Para salvar
A creaturas tan bajas y pecadoras como nosotros,
Sacrificó a su Hijo, que por siempre es Dios con Él. (Juan 10:30)
Dios participó de un gran sufrimiento
Al entregar su Hijo a la muerte, (Génesis 3:15)
Y el Hijo entregó su vida para salvarnos
Padeciendo grandemente
Al escoger el camino de la cruz. (Mateo 26:38)
Tenemos la identidad y el futuro
Que no lastiman nuevamente
Al Dios que fue herido
Por nosotros (Juan 1:12)
La Iglesia de Jesucristo, nosotros,
No debe desperdiciar ni una hora
Para tener un corazón devoto y agradecido hacia el Señor,
Mientras permanece en este mundo donde sufrió el Señor.
Además
Debemos hacer que el dolor
Se convierta en salvación para la Iglesia
Y vida eterna y poder. (Juan 3:16)
Para hacerlo también debemos cargar nuestra cruz. (Lucas 9:23)
○ Nuestra responsabilidad
Es el amor y el sacrificio por los santos.
○ Sobre pasemos el mundo material
Y seamos uno
Por la victoria de la Iglesia del Señor.
○ Tengamos la fe para vencer
Toda dificultad que se nos presente.
※ Juntos
Glorifiquemos y agradezcamos el dolor del Señor.
Mateo 26:36-46
36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.
Resumen
La misericordia que el dolor de Dios provee
Dios nos llena de gracia. Dios no le da su gracia a ninguna creatura mas que a la humanidad. Si describiéramos la gracia de Dios en otras palabras serían misericordia o compasión. La premisa de los que proveen la misericordia y la compasión es el sacrifico. Dios quien sacrificó lo más precioso por nosotros es nuestro Padre. Por medio de la gracia que nos provee fuimos hechos hijos de Dios. Por lo tanto, ahora tenemos que tener una postura apta como hijos de Dios. No podemos lastimar el corazón del Padre Dios, quien nos provee su misericordia y compasión.
Para que podamos decir que conocemos la gracia de Dios primero tenemos que conocer el dolor de Dios. Dios escogió a Israel y los amo. Sin embargo, Israel continuamente al traicionar a Dios hizo que sintiera dolor. Para el Dios justo la ira hacia el pecado es su cargo. La ira de Dios hacia el pecado del pueblo es extremadamente natural. Sin embargo, Dios estuvo afligido entre la ira y la misericordia, pero en conclusión gobierna a su pueblo con misericordia. Acá hay una verdad en la cual debemos prestar atención. Es el hecho que aunque para Dios la ira hacia el pecado es su deber automático, la misericordia necesita un gran sacrificio que tiene que pagar Dios por sí mismo.
Aunque el pueblo de Israel al continuamente traicionar a Dios y abandonarlo lastimaron a Dios, Dios sufrió entre el furor y la misericordia. Esta es la verdad que nosotros podemos encontrar fácilmente por medio del Antiguo Testamento. Por lo que siempre tenemos que dar gracias es que cuando Dios estaba en el conflicto entre el furor y la misericordia, Dios siempre escogió la misericordia y deseaba restaurar al pueblo.
El dolor del Hijo al humillarse a sí mismo
Dios se sacrificó a sí mismo por nosotros. Dios sacrifico su vida de independencia y escogió la vida de vivir con nosotros eternamente. A pesar de que por Israel siempre tuvo dolor, ahora perdona a la humanidad y para tomarlos como sus hijos decidió sufrir un dolor aun más grande. Sin embargo, el costo que Dios tuvo que pagar es muy grande. El Verbo que estaba en el seno de Dios vino a esta tierra como Hijo del Hombre, luego de padecer fue colgado en la cruz y murió. Lo que Él sufrió no fue simplemente el sufrimiento de la carne. Él sufriendo del odio y menosprecio de las personas, hasta sufrió la herida en el corazón.
¿Cómo estaría el corazón del Padre que vio la muerte del Hijo, y el corazón del Hijo? Cuando el Señor fue a orar en Getsemaní le dijo a sus discípulos, “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” (Mateo 26:38). Él agonizando oró tres veces lo mismo. Sin embargo, luego de orar con paz dijo, “Yo estoy preparado. Vamos”. Luego, Jesús tuvo el tribunal delante de Pilato, pero Pilato tampoco encontró ningún pecado en Él. Aun así la multitud gritaba que soltara a Barrabas un pecador y que mataran a Jesús. Esta es la manera en la cual el Señor camino hacia el momento de su muerte. Para salvar a la humanidad padeció un sufrimiento el cual no se puede expresar con palabras.
Los que conocen el dolor de Dios
La razón por la cual el Hijo del Hombre vino a esta tierra fue para servir. Su servicio es para dar su vida en rescate de muchos (Mateo 20:28). Lo que Dios quiere realizar pagando el gran costo de dar a su Hijo, es salvarnos a nosotros quienes solo teníamos la opción de morir por medio del pecado. Por lo tanto, nosotros no debemos considerarnos como seres justos. El Señor dijo que el publicano que oro, “Dios, sé propicio a mí, pecador.”, es justo en cambio del fariseo que oro, “Yo no soy igual al ese publicano sino soy justo”, (Lucas 18:9-14) no lo es.
En el momento en que recibimos la gracia no desaparecerá todo el dolor de Dios. El dolor de Dios es un dolor que continuará hasta el último día. Cuando nosotros cometemos pecado Dios sufre, cuando nosotros no amamos a la iglesia Dios le duele. El ofrendar sin sinceridad, el menospreciar el diezmo, el cuidar más así mismo que la iglesia, son cosas que hacen doler el corazón de Dios. Nosotros teniendo un corazón de agradecimiento y un corazón de perdón debemos cumplir con estos deberes. El no olvidar la gracia y amor de Dios, la misericordia y la compasión es la postura correcta de un cristiano.
Para obtener la postura de un cristiano se necesita entrenamiento. Como nos dice en Efesios 4:29-32, ninguna palabra corrompida debe salir de nuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristemos al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuimos sellados para el día de la redención. Quitemos toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Seamos benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdono en Cristo.
El Hijo de Dios para redimirnos soporto el sufrimiento personalmente. Y Dios Padre por nosotros observó la muerte de su Hijo en la cruz en silencio sufriendo dolor. Nosotros cuando menciones la gracia de Dios, ciertamente tenemos que recordar el dolor de Dios. Y tenemos que prometer que no volveremos a lastimar a Dios. Si nosotros somos la iglesia es el deber que tenemos que hacer. Tenemos que ser seres quienes dan gracias a Dios hasta el día de la redención, seres quienes complacen a Dios con la fidelidad, seres quienes aman a Dios.
Pensar que la salvación ha sido perfeccionada es un malentendido. En la carta que Pablo le escribe a Timoteo dice, “Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestros Señor.” (1 Timoteo 1:2). Si es cristiano estas cosas deben ser mantenidas. Tenemos que esforzarnos para que no nos alejemos de estas cosas siempre teniendo el temor. La Biblia nos dice, “esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” (Judas 1:21), y dice, “para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” (1 Pedro 1:5). No solo eso sino que nos dice, “Conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.” (1 Pedro 1:17), y dice, “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” (Filipenses 2:12). Por lo tanto, no debemos parar nuestro agradecimiento, servicio, y fidelidad hacia Dios y servir a la iglesia del Señor. Delante de Dios quien no solo recibió el dolor del mundo sino que sufrió por nosotros, no debemos mostrar nuestra caída.
Los cristianos son los que llevan la gracia de Dios. Llevar la gracia de Dios no es llevar un concepto, sino es llevar el dolor de Dios. Sin conocer el dolor de Dios que esta escondido en la misericordia de Dios es imposible hablar sobre la gracia de Dios. Seamos seres quienes conocen la gracia de Dios, es decir el que conoce la misericordia y dolor de Dios. Seamos quienes en nuestra vida llevemos el dolor de Dios.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
Si usted corta las raíces secas de un árbol o la hierba en pedazos pequeños y los pone a hervir en un tazón de sopa, esa raíz que tiene variedad de nutrientes, se convierte en medicina oriental; si la bebe, la debilidad en su cuerpo será tratada, ganando algo de fuerza física, facilitando la recuperación de sus enfermedades.
De la misma forma, en la Biblia, hay muchas historias que son como raíces de árbol seco o raíces de hierbas. También hay muchos nombres de personas y lugares que son como raíces secas. Cada uno de estos tienen su propio significado y contienen revelaciones específicas. Así que un predicador, poniendo todas los distintos eventos en la Biblia en el recipiente de la sopa para hervirlas como las raíces secas, se supone que prepare medicina oriental para que todos los oyentes puedan tomar. Esta es la razón por la cual las personas que son testigos de Jesús deben leer la Biblia frecuentemente.
Al igual que cuando se prepara una medicina oriental, siendo hervido más y más, se convierte en inspiración. Solo después de que usted haya orado hasta que la Palabra de Dios dentro de usted esté hirviendo como inspiración y sea inspirado con la ayuda del Espíritu Santo, sus mensajes pueden convertirse en un gran sermón. Un sermón sin inspiración es como una medicina de hierbas mostrada en la tienda, no puede ser comida y tampoco tendrá ningún efecto.
Somos testigos de Jesús. Tenemos el deber de testificar no solo mediante nuestras obras sino también a través de las palabras de nuestra boca. Algunas personas me dicen, “Eres tan inspirado” o “Eres tan espiritual”. Piensa en ello, medicina de hierbas en los estantes de una tienda. ¿Qué tipo de efecto pueden tener estas hierbas? Semejante a poner las hierbas en un tazón de sopa y hervirlas, mi alma debe ser como un tazón.
Siempre estoy caliente al igual que un tazón de sopa que siempre está hirviendo. Esta es la razón por la cual los varios nombres de las personas y los lugares en la Biblia hierven dentro de mí y eventualmente se convierten en una eficaz medicina. Entonces, siempre hiervo inspiración de las palabras y los nombres de las personas y lugares en la Biblia, de la misma forma que un doctor oriental prepara medicina. Solo si los miembros de la iglesia pueden tomar las palabras hervidas al igual que una medicina caliente, entonces así las palabras pueden tener un efecto. Si la medicina hervida se enfría, pierde su efecto; así también pueden los miembros de la iglesia recibirán las palabras solo a través de la inspiración.
Antes de creer en Jesús, no teníamos ninguna inspiración, y no podíamos escuchar las palabras que solo pueden ser recibidas mediante la inspiración. Sin embargo, ahora el Espíritu Santo ha venido sobre nosotros, lo cual significa que cada uno de nosotros tiene la inspiración para recibir la Palabra de Dios en el Espíritu. Por esto, durante el servicio de adoración, limpiamos nuestras almas mediante el arrepentimiento, la oración vehemente, y la adoración a Dios, por consiguiente haciendo nuestras almas calentar. Solo si nos convertimos en el tazón de sopa caliente, puede la palabra de Dios estar llena de autoridad e inspiración cuando la Palabra entra en nosotros. Podemos obtener la victoria en nuestras vidas de fe cuando tenemos inspiración.
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri