2016.07.24 – El corazón sincero y la fe perfecta
in SermonesEl corazón sincero y la fe perfecta
(Hebreos 10:19-25)
Dios
Busca a los que se arrepienten con un corazón sincero.
Jesucristo vino a este mundo
Manifestando personalmente la voluntad y el carácter de Dios,
Quien ama en gran manera;
Sin embargo, pronto regresará como el juez
Que castigará los pecados. (Juan 5:22, 27)
Los que se arrepienten
Le pertenecen a Cristo
Y no deben volver atrás
Regresando al carácter y obras del hombre viejo. (Efesios 4:22-24, Colosenses 3:8-10)
Los que han recibido el perdón de los pecados
Deben tener un corazón sincero y una fe perfecta. (Hebreos 10:22)
Nuestra Iglesia
Es el fruto de la sangre derrama
Por el Señor que en servicio entregó su vida. (Hechos 20:28)
Por ser una tarea gloriosa
Encomendada a nosotros (Efesios 1:18-23)
Debemos servir con abundancia de amor.
De esta manera
Tenemos fruto espiritual,
Podemos prepararnos para el Reino de los Cielos
Y recibir la gran unción del Señor.
○ Dios
Desea que tengamos su carácter.
Dejemos el carácter del hombre pasado.
○ Recordemos que la tarea de servir a la Iglesia
Es una herencia
Otorgada a los hijos de Dios.
○ No cesemos de arrepentirnos y estar agradecidos.
※ Tengamos una vida de fe
Con un corazón contrito,
Es decir con un corazón sincero y una fe perfecta.
(Hebreos 10:19-25)
19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Resumen
El carácter que obstaculiza la obra de Dios
Dios es fiel. Él cumple sin falta lo que dice. Aunque los hombres cambian sus palabras según las circunstancias o para su beneficio, Dios no es así. El carácter de Dios es ser fiel, este es el principio del Reino de los Cielos. En el Cielo únicamente se pueden encontrar aquellos que tienen el carácter fiel de Dios.
El mundo en el que vivimos está lleno de mentiras. Mientras vivimos en el mundo hemos engañado al otro para beneficio propio o para evitar alguna crisis, desde pequeños hemos repetido esto, por lo que se ha vuelto una costumbre. Por este carácter deshonesto perjudicamos y herimos al otro, robamos el gozo que ellos debían disfrutar. No solo esto, a través de este carácter mentiroso lastimamos a Dios y ponemos obstáculo a la obra del Señor.
¿De dónde proviene este carácter? Directamente del diablo. Cuando Jesús observó el carácter mentiroso en los fariseos les dijo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan 8:44). El apóstol Pablo también le dijo a Elimas, quien trataba de obstaculizar la obra de Dios: “¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?”. (Hechos 13:10). El hombre fue engañado por la mentira del diablo y por esto traicionó a Dios, desde entonces se convirtieron en hijos suyos.
Los cristianos han sido redimidos por Jesucristo, por esto su identidad ya no es la de pecadores. Sin embargo, lamentablemente en la carne está aferrada el carácter del pecado. Por esta razón, a pesar de ser cristianos, dudamos de la Palabra de Dios y tratamos al prójimo con mentiras. Esto hace que la Iglesia encuentre muchas dificultades para salvar almas y hacerlas madurar. Por las personas que no han dejado el carácter pecaminoso, muchas cristianos son lastimados y dejan la Iglesia, y por ello la Iglesia ha perdido confianza. No podemos seguir tomando esto como algo común, sino que debemos luchar contra este carácter. La Iglesia crecerá cuando los cristianos dejen el carácter pasado y tengan una fe perfecta y un corazón honesto.
El corazón de quien evangeliza debe ser honesto
Hebreos 10:22 nos habla de: “corazón sincero, en plena certidumbre de fe”, en otras palabras, “dentro de una fe plena tener un corazón fiel”. Nuestra fe, la cual desea guardar las promesas del Señor debe ser fiel. Si no tenemos un corazón fiel, por más que digamos “Jesús murió por mis pecados”, las personas no creerán.
Dios es misericordioso al ver que somos pecadores, pero desea que desechemos este carácter. Los salmos nos muestran la fe correcta. En el primer versículo nos dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;”. Dios, aquel que nos llamó siendo pecadores y nos perdonó, desea que no estemos absortos en el pecado. El Señor desea que seamos sacrificio vivo. Los que han recibido la gracia tienen muchas tareas que cumplir, y entre ellos, uno de los más importantes es anunciar el evangelio. Por lo tanto, el corazón del que anuncia el evangelio es importante. El corazón es como una vasija donde se transporta el Evangelio. Si la vasija no es fiel, el Evangelio no podrá ser compartido plenamente.
Nuestro corazón, que recibió la gracia de Dios, debe ser fiel. Estas personas pueden anunciar el amor y la fidelidad de Dios, y podrán rescatar a los hombres que están oprimidos y en sufrimiento. No podemos permitir que aquellos que han sido difícilmente rescatados se aparten nuevamente al ver el carácter no transformado de los cristianos. Al dar amor muchas veces somos lastimados, pero debemos ser personas que sean capaces de manejarlo. No manifestemos nuestra justicia, no nos enojemos, debemos prepararnos para el Cielo con temblor y temor.
Seamos entrenados para que nuestro carácter sea similar al de Dios
Pablo dijo: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:17-24). El Señor salvó nuestra alma, pero el crecimiento y la transformación de nuestro corazón depende de nuestro esfuerzo.
Debemos tener un corazón sincero y una fe plena. En otras palabras, en la fe plena debe haber un corazón sincero. Por el sacrificio del Señor tenemos una fe plena, ahora recibiendo el carácter del Señor debemos tener un corazón sincero. Hemos recibido una fe plena luego de ser salvos, ahora debemos tener un carácter similar al del Señor teniendo comunión con Él. Los bautizados en el nombre de Jesús deben ser diferentes. El bautismo es buscar una conciencia limpia delante de Dios. Los bautizados deben recibir el llamado de Dios y los pensamiento y el corazón deben correr hacia Dios.
No podemos olvidar la gracia y el amor de Dios, debemos arrepentirnos todos los días y ser entrenados. Debemos conmover a Dios con un corazón sincero y una fe plena. Al hacer esto nuestras oraciones tendrán respuesta. Dios está con aquellos que dejan a un lado los deseos de la carne y se esfuerzan por tener un carácter similar al de Él. No somos nuestros, somos del Señor. Salgamos delante de Dios con una fe plena y un corazón sincero.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
Hace sesenta años cuando conocí el amor de Dios por primera vez, encontré la forma de vivir mi vida. Solía pensar, “¿es este mi destino?” mirando a mi situación en donde no podía escapar de la pobreza y la ignorancia, pero luego pude encontrar una razón especial, a pesar de no poder ganar dinero o estudiar por mi propia cuenta.
Encontré la razón por la cual no podía hacer nada por mí mismo. Al igual que mi padre, así hice, y la pobreza junto con la ignorancia, unidos me enredaron, aferrados a mi tobillo me atraparon para que no pudiera poseer nada en mis manos. No podía ni tan siquiera tomar un paso, atrapado en un profundo sentido de inferioridad, pobreza e ignorancia.
En los profundos días de agonía como el proveedor de pan de mi hogar, pude encontrarme con Dios porque me voltee hacia la iglesia al escuchar el sonido de la su campana. Si no hubiese escuchado el sonido de la campana, me hubiese despedido del mundo por siempre. No en mi voluntad, sino en mi subconsciente, podía preguntarle a Dios, “ ¿Verdaderamente existe Dios?” Luego, le preguntaría sobre mi sendero. Por la misericordia de Dios, ¿quién soy? ¿Y por qué debo vivir en un mundo tan triste? Y luego murmure que para mi último día iría.
A partir de ese día, fui cambiado repentinamente. No era un muchacho que iría a morir, sino un ser humano que de seguro saldría a morir. Me dedique a mi vida espiritual, pensando “ahora moriré, para que pueda vivir” (Romanos 14:7-8). Estas palabras me enseñaron lo que haría en toda mi vida y el camino para la misma.
Luego, las palabras que estaban profundamente gravadas en mi corazón como un clavo eran “sígueme”, que Jesús le dijo a Pedro, y “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.” Estas palabras me enseñaron lo que haría toda mi vida y el camino para mi vida.
En aquel entonces, fortalecí la fe con una perspectiva centrada en Dios (teocéntrica). Y desde entonces, leo la Biblia a través de un enfoque teocéntrico y desde su perspectiva. Luego, cinco años después Dios me llamo nuevamente mientras caminaba, como recargándome, y fortaleciéndome. Ese fue el momento en el cual entendí “El Panorama de la Voluntad de Dios”, perfectamente ensamblado, la enseñanza original de Berea.
Desde ese momento, lo que vi mientras dirigía las cruzadas de avivamiento en las Iglesias Coreanas era que las Iglesias estaban severamente descarriladas debido al humanismo y al misticismo. Aunque no era educado y era un evangelista joven, me esforcé con mi propio evangelismo centrado en Dios. Por los últimos sesenta años nunca he estado fuera del camino. Jesús es mi único camino, la verdad en la que creo y la vida que he recibido. ¡Amén!
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri