2016.04.24 – Tengamos gozo por el gozo de Dios
in SermonesTengamos gozo por el gozo de Dios
(Mateo 5:1-12)
Dios
Estableció la bendición y la ordena. (Números 23:20)
Él manda dos tipos de bendición
Una es para la bendición material en el mundo
Y la otra es espiritual, es eterna. (Salmos 133:3)
Todos los hombres reciben la bendición material para la vida en el mundo. (Génesis 1:28)
Sin embargo, la bendición espiritual
Únicamente es propiedad de los que se gozan por la bendición de Dios.
Tener gozo por el gozo de Dios
Está en un nivel diferente a la alegría que otorga este mundo
Es una bendición sumamente grande.
Obrar por Cristo
Es un tesoro mucho más grande que los tesoros de Egipto. (Hebreos 11:25)
El gozo de Dios
Es un derecho especial que únicamente pueden disfrutar
Las almas que se rinden por la Iglesia.
Dios se encuentra donde está su gozo (Génesis 2:3)
Su gozo se encuentra
Donde se sirve a la Iglesia
Con amor y humildad.
○Debemos tomar la decisión
De tener gozo por el gozo de Dios,
A través del arrepentimiento y el cambio.
○ Debemos recordar que el gozo de Dios
Se encuentra en los corazones
De aquellos que aman la Iglesia del Señor y obran diligente por ella.
○ El nuevo mandamiento
Es el gran mandamiento dado por el Señor
Para que guardemos el gozo de Dios.
※ Por tener
Un amor verdadero hacia la Iglesia, que es el cuerpo del Señor,
Debemos abrazar firmemente
El gozo ordenado por Dios por nosotros.
Mateo 5:1-12
1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Resumen
Cambiemos el concepto sobre la bendición
Dios es quien da la bendición y quien la ordena. Podemos dividir en dos grandes grupos la bendición que Dios da, una es la bendición material y la otra es la bendición espiritual. La bendición material es la bendición universal que al obtener el derecho de fructificar y multiplicar sojuzgando la tierra obtiene toda la humanidad (Gen 1:28), la bendición espiritual es la bendición mucho más especial que solo es dada a los hijos que están en Cristo.
La historia de Israel contiene la forma de cómo se recibe la bendición de Dios. Israel sirvió a Dios según el reglamento que Dios estableció, y en cada fiesta, dando gracia por la bendición, recibían la bendición de Dios. Esta forma de recibir la bendición, no simplemente aplica a Israel, sino a todo aquel que va delante de Dios.
Desafortunadamente, los cristianos en el presente no están mostrando ni un poco la vida de fe devota que nos enseñó Israel en el pasado. En el presente, cuando las personas tiene un problema, en vez de mirarse a sí mismas, tienen la tendencia a primero echarle la culpa al otro. Esto no es una excepción en los cristianos, quienes al toparse con una dificultad en sus vidas, en vez de examinarse a sí mismos para ver lo que hicieron mal, fácilmente mal interpretan a Dios. En el caso de que, como Israel en el pasado, deseáramos caminar junto con Dios y tomáramos la decisión de padecer sus sufrimiento, Dios estaría con nosotros y nos bendeciría.
Ahora debemos cambiar el concepto sobre la bendición. Las personas cuando piensan en la bendición fácilmente piensan en la abundancia material. Por ejemplo, en los negocios, si una ventaja económica ocurre piensan que Dios les dio la bendición. Sin embargo, el interés de Dios no está en las cosas que en un futuro desaparecerán. Si queremos recibir la bendición, primero debemos saber donde está la complacencia de Dios.
No tengamos conflicto con Dios por el pecado
Dios creó los cielos y la tierra en seis días. Todas las cosas que Dios hizo con su Palabra vio que era buenas, durante esos seis días Dios no descanso. El día en el cual el corazón de Dios reposó fue en el séptimo día. Después de que Dios bendijera y santificara ese día, reposo. Ese día es el día en el que Dios mora personalmente, el día que siente complacencia. Asimismo, aunque en el mundo hayan muchas personas, hay personas en las que Dios mora y tiene su complacencia.
Moisés abandonó todo deleite que pudo haber tenido siendo el faraón de Egipto, tomando como precioso el sufrimiento que recibiría por Cristo. Aunque Moisés vio el futuro ambiguamente con fe, se unió a Dios y hasta toleró el sufrimiento para ayudar en la obra de Dios de preparar la venida de Cristo. En Hebreos 11 vemos a Enoc, Noé, Abraham, entre otros quienes son de la misma clase que Moisés, pero el punto en común de ellos es el hecho de que tomaron como gozo el ser usados para Cristo.
Cuando hablamos sobre el día de reposo del Señor hay algo que ciertamente debemos saber. La realidad es que Dios no puede reposar en un lugar donde haya pecado. El pecado del cual la Biblia habla se puede dividir en tres grandes partes. Primero es el pecado original que cometieron Adán y Eva cuando fueron tentados por el diablo y comieron del árbol de la ciencia del bien y el mal, segundo es el pecado que es cometido al menospreciar el interés de Dios y buscar las cosas de la carne, y tercero es el atributo de donde sale el seguir las cosas de la carne, también denominado deseos carnales, los cuales siempre hacen tener conflictos contra la voluntad de Dios. En el caso, de que sigamos teniendo conflictos contra la voluntad de Dios, no vamos a poder tener el gozo de Dios que podemos disfrutar al estar junto a Él.
Sigamos el modelo de servir a Jesús
Jesús, al subir al monte, habló sobre las personas que tienen la bendición, es decir los que son gozosos con el gozo de Dios. El que tiene bendición habla del gozo por el gozo de Dios. Los que se gozan en el gozo de Dios son los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacificadores, y los que padecen persecución por causa de la justicia. Estas diferentes características no son para alguien especial, sino para los santos de hoy en día, los de la iglesia de Cristo. El hecho de que Jesús haya hablado sobre los bienaventurados es para mostrar de ante mano el plano original que los cristianos manifestarán en el futuro, propuso el estándar de los que están junto con Él.
Jesús propuso un concepto acerca de aquellos que tienen la bendición que las personas del mundo no pueden aceptar fácilmente. Las personas que tienen la bendición que Jesús menciona, aunque ante el mundo puedan verse que no tienen algún beneficio, Dios revela su gozo dentro de esas personas y les promete que serán recompensados. Por lo tanto, para cumplir la obra de la iglesia, aunque en el mundo no tengamos ningún beneficio o padezcamos sufrimientos, al saber que de todo esto tendremos la recompensa eterna, no deberíamos apartarnos.
Cumplamos el nuevo mandamiento y tengamos el gozo de Dios
Por medio del arrepentimiento y el nacer de nuevo, debemos tomar la decisión de solo gozarnos por el gozo de Dios. Nuestra fe comienza por el arrepentimiento. En el corazón del que se arrepiente y recibe el bautismo mora el Espíritu Santo, y desde ese momento su vida comienza a cambiar. La vida antes y después de creer en Jesús es diferente. Una persona que antes era arrogante y egoísta después de creer en Jesús debe convertirse en una persona humilde y sacrificadora.
Si en nuestra naturaleza no abandonamos a nuestro viejo ser no habrá más opción que recibir obstrucción en la obra de Dios. Una persona que se convierte en cristiana tiene que desechar esa personalidad estricta que tenía en el pasado. Tiene que desechar ese carácter de enojarse fácilmente o el carácter egoísta y convertirse en un pacificador. En la iglesia tiene que respetar y ser bondadoso con los otros santos. Tenemos que seguir esforzándonos por este tipo de cambio.
El gozo de Dios mora en los corazones que aman a la iglesia. Cada persona debe pensar más en la iglesia que en ellas mismas, respetar la opinión de los otros santos, para vencer al mundo debemos juntar nuestras fuerzas teniendo una conciencia de que somos cuerpo, así debemos tener nuestra vida en la iglesia. Cuando vemos nuestro alrededor, en la iglesia hay muchas áreas en las cuales debemos poner nuestro interés. Todos, como somos cuerpo de la iglesia, debemos esforzarnos para cargar la carga de la iglesia junto con ella.
El nuevo mandamiento es uno de los grandes mandamientos que el Señor nos da para que seamos guardados en el gozo de Dios. El nuevo mandamiento, como algo que Jesús dio personalmente, tiene que ser cumplido hasta el fin de este mundo, es el gran mandamiento que los discípulos han venido enseñando desde la iglesia primitiva. Las personas que no moran en el nuevo mandamiento no pueden experimentar a Dios ni pueden tener la esperanza de la recompensa y consuelo del Reino de los Cielos. Ciertamente debemos cumplir con el nuevo mandamiento. Al amar el cuerpo de Jesús, la iglesia, debemos tener el gozo que Dios ha ordenado.
Dios espera que nos gocemos en el gozo de Dios. Aunque este mundo no reconoce nuestro sufrimiento, para obtener el gozo de Dios, tenemos que aguantar el sufrimiento y el sacrificio. En el proceso de hacer la obra que complace a Dios podemos padecer muchos sufrimientos. Sin embargo, debemos recordar que nuestro gozo eterno esta dentro del gozo de Dios. Cuando Dios sea gozoso dentro de nosotros, nosotros también podremos tener el gozo que Dios siente.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
El corazón paternal desea darle lo más valioso y sublime del mundo al hijo, y luego ser glorificado a través de él. De la misma forma, Dios le dio al Hijo todo lo que había creado y el más alto trono celestial para que el Padre Dios fuera glorificado a través de Él, esta es su justicia y verdad. Por lo tanto, Jesús desea dar a conocer al mundo la voluntad de Dios y cumplir su voluntad.
Algunos dirán que Dios es egoísta; sin embargo, el único que puede hacer lo que le plazca con sus posesiones es Dios mismo. Él le entregó a su Hijo todo lo que tenía para que a través de Él fuera glorificado. ¿Habrá algún padre que le de a un perro las posesiones de su hijo con gusto? De la misma forma, lo que Dios desea es ser glorificado por su Hijo. Por esta razón, las Escrituras dicen: “Buscad a Dios y su justicia”. ¿Cómo podemos complacer a nuestro Dios? ¿Cómo podemos glorificar a nuestro Dios? Anhelar esto día y noche es nuestra fe.
He realizado únicamente la obra de Jesús con todas mis fuerzas y corazón por más de medio siglo. Ahora, tomando un paso atrás de linea de frente, quiero hacer la misma obra a través de la literatura Wolsan. Esta es mi tarea más primordial, es como construir un túnel que atraviesa una gran montaña o un puente sobre el río para facilitar el paso.
Aprendí sobre la humanidad mediante la literatura. Mientras el ministerio se trata de buscar a Jesucristo por el Espíritu Santo y la verdad que proviene de Dios; la literatura se trata de buscar a Jesucristo a través de la humanidad y el polvo de la tierra. El camino a Jesucristo mediante el Espíritu Santo y la verdad de Dios es celestial y santo. Sin embargo, el camino a Jesucristo desde el polvo es arduo y difícil.
El primero es encontrar a Jesús a través de la justicia y el posterior es encontrarlo desde la injusticia. Mientras que el primero proviene de la voz de Dios en el Cielo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”; el posterior proviene de la confesión de ir hacia Él: “Soy un pecador, polvo de la tierra.”
La confesión de fe es confesar a Jesucristo, quien es el intermediario entre Dios y los hombres, luego de la confluencia entre las obras que el Cielo considera justas y el arrepentimiento en la tierra. La fe que proviene del Cielo debe llevar a confesar que Jesucristo es el unigénito de Dios y el Cristo. Hijo de Dios significa que Él es justo, y Cristo significa que Él es el Salvador que salvó a un pecador como yo.
A través de la literatura, aunque sea vergonzoso, camino la senda que la humanidad injusta usa para buscar a Dios. Soy un hombre injusto que nació del polvo de la tierra, y ese hombre es quien busca al Señor.
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri