2016.01.10 – El mayor mandamiento
in SermonesEl mayor mandamiento
(Mateo 22:34-40)
Dios
Es justo.
Él
Le otorgó fe al mundo. (Juan 3:16)
Esta fe
Manifiesta la justicia de Dios. (Mateo 23:23)
La voluntad creadora de Dios está en su voluntad. (Hebreos 1:2-3)
Por esta razón,
Conocer la justicia de Dios
Es conocer a Dios, (Juan 17:3)
Y habitar en Su Palabra
Es ser justo. (Gálatas 3:11)
Nuestros pecados pasados fueron limpiados,
Ahora debemos revestirnos de Jesús, esto es justicia. (Romanos 13:14)
La justicia de Dios no es una filosofía
Sino un mandamiento real. (Mateo 22:37-38)
El mayor mandamiento entre los mandamientos es el amor. (1 Corintios 13:2)
Por lo tanto,
Cumplir el mandamiento es buscar justicia.
Jesucristo es justo,
Y las personas del Espíritu Santo también lo son.
○ Los hombres de fe tienen justicia.
Los que tienen la justicia cumplen la justicia,
Son justos.
○ La fe vence el pecado y tiene la victoria.
El verdadero amor
Es habitar en Dios.
○ Amemos realmente a Dios
Amemos honestamente al prójimo
Ya que únicamente el que ama cumple la justicia.
※ Revistámonos de justicia.
Revistámonos de Jesús.
Seamos santos de Dios
Mateo 22:34-40
34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una.
35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y grande mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Resumen
El Mayor Mandamiento
(Mateo 22:34-40)
Nosotros por medio de la justicia de Dios somos justos
Dios es justo. No ha habido persona que ha visto a Dios. Sin embargo, Dios manifestó en el mundo su justicia. La justicia de Dios es Jesucristo. Jesucristo es la justicia de Dios que fue manifestada en el mundo, Él es justo.
Cualquiera es pecador. El hombre tiene el pecado original y el pecado de conducta. Como nos dice, “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” (Salmos 51:5), el hombre incluso antes de que naciera en el mundo era pecador. El bebe que no ha cometido ningún pecado desde que nació, es pecador. En una sola palabra, la humanidad es injusta. La fe es la única forma en que la humanidad, que es injusta, pueda tomar la justicia que Dios nos da. El arrepentimiento es tomar la fuerza, ser libres de la injusticia y revestidos de la justicia que Dios nos da.
La razón por la cual Jesús murió en la cruz es por nuestra injusticia, el hecho de que somos justificados es por Jesucristo. Jesús murió por nosotros, y nosotros por Jesús vivimos. Recibimos la justicia de Dios. Esto no fue dado por nuestros méritos sino que es el regalo de Dios. Aunque por nuestros méritos no tenemos derecho, si Dios acepta las personas como justificados son justos. Dios hace que seamos justos y nos garantiza esto al enviarnos el Espíritu Santo.
Dios hace que los justos pongan en práctica la justicia
El hecho de hacer que las personas pongan en práctica la justicia es el mandamiento. Después de creer en Jesucristo, descubrimos los principios que antes desconocíamos cuando estabamos en el mundo. Vivir según el mandamiento fue hecho para seguir la justicia que Dios nos dio. Los justos cumplen con los mandamientos. Las personas que no son justas no cumplen los mandamientos.
En el Antiguo Testamento dentro de la ley estaba el mandamiento. La cantidad de los mandamientos era tan grande que era difícil para las personas cumplirlos. El hecho de que cada uno de los profetas interpretara profúndamente la ley hizo incrementar el número de mandamientos. Es igual que un árbol que tiene su tallo y de allí salen las ramas gruesas y luego de esas ramas sale otras ramas más pequeñas. Aunque la cantidad de mandamientos no tiene fin, el fundamento de ellos son los diez mandamientos. El primer mandamiento es no tendrás dioses ajenos delante de mí, el segundo no crear imágenes de las cosas que son creadas y adorarles, tercero no tomarás el nombre de Dios en vano, y el cuarto cumplir con el día de reposo. El principio de todos estos mandamientos es que amen a Dios.
La razón por la cual Dios da el mandamiento al hombre es para que los cumpla. Sin embargo, el hecho de cumplir cada uno de ellos es un trabajo muy difícil. Jesús cumplió con todos los requisitos que piden los mandamientos. Esto es igual a una persona que corta el tronco de una sola vez. Asimismo, Jesús quien tomó toda la ley por nosotros, hay un mandamiento que nos está pidiendo. Esto es que amen a Dios.
Amen
Dios ama a las personas que son justas. Como nosotros en el pasado éramos injustos Dios no nos amaba. Sin embargo, Jesús viniendo y muriendo en la cruz toma nuestra injusticia. Nosotros nos unimos con Jesús. Por lo tanto, si Él muere nosotros también morimos, si Él quien es justo resucita nos justifica.
Amar a Dios es pedir por la justicia de Dios. El Señor nos dijo, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33). Si pedimos la justicia de Dios, si amamos a Dios, Dios nos dará todas las cosas que necesitemos. Dios no escondió a su Hijo, sino que lo entregó a todas las personas. Entonces, ¿cómo puede Él no darnos junto con su Hijo todas las cosas como un regalo? Pero si hay personas que no han podido recibir la ayuda de Dios, es porque no han aceptado la verdad de que la justicia de Dios que está dentro de ellos.
Si amamos a Dios, ¿Cuánto debemos amarlo? El hombre aunque nadie lo ordene, sabe amar su cuerpo. De la misma manera debemos amar a Dios. Nosotros al amar a Dios debemos amarlo de la misma manera en que nosotros amamos nuestro cuerpo con todo corazón, con toda nuestra vida, y con toda nuestra alma. Asimismo, también debemos amar a nuestro prójimo. Uno de los intérpretes de la ley le pregunto a Jesús, “¿Cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús respondió diciendo, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.”
La razón por la cual las personas que estaban bajo la ley obedecían a Dios era por el temor a Dios. Sin embargo, ahora la razón por la cual guardamos el mandamiento no es porque le tememos a Dios, sino porque le amamos. La razón por la cual los santos entregan sus riquezas para el Reino de Dios, es porque aman a Dios. Si tememos a Dios no vamos a poder entregar un sacrificio sincero a Dios. La razón por la cual al recibir una responsabilidad en la iglesia y da todo su ser por aquello, es por el amor hacia Dios.
Siga el principio del mandamiento y practique la justicia
En la Biblia podemos encontrar muchos mandamientos. Jesús dijo que el principio de toda el mandamiento es el amor (Mateo 22:40). ¿Qué es esto? Cuando uno ve al Congreso de la Nación trabajar podemos ver que frecuentemente tienen discusiones. Vemos que entre los diferentes grupos políticos se atacan y se agreden repetídamente. Incluso una persona que era admirada por el pueblo y se convierte en político extrañamente también comienza a actuar de la misma manera. Ahí es donde está la razón de que actúan de esa forma. Cada grupo político tiene sus doctrinas y principios por eso los políticos que son parte de una de estos grupos tiene que seguir sus principios. De la misma manera, cualquiera que cree en Jesús tiene que cumplir con el mandamiento. El principio de los mandamientos ciertamente es el amor.
Si amamos a Dios y al prójimo debemos amarlos hasta dando nuestra vida. Hasta una persona que estaba bien en un instante puede perder su vida por un accidente automovilístico. Tampoco sabemos en qué instante vamos a dejar este mundo. Lo que debemos saber claramente es que en el tiempo en que nosotros estamos viviendo en este mundo es la oportunidad de amar a Dios todo lo que nosotros queramos. He enfatiza que la obediencia a ese mandamiento es el camino para completar todos los mandamientos. Debemos amar la justicia. Debemos amar al Señor. Debemos comer, tomar y revestirnos del Señor, debemos cambiarnos así mismos completamente. El que cree tiene la justicia, el que tiene la justicia da todas sus fuerzas para poner en práctica la justicia.
Carta de Simuón
Durante el transcurso de mi vida he visto un gran número de presidentes ascender al poder. Dejaron sus marcas en la historia a pesar de gran oposición. Sin embargo, ningún presidente toma su cargo al menos que Dios le permita hacerlo, porque el poder presidencial no es un derecho personal, sino un presidente es una figura paternal para toda la nación. Aprendemos de la Biblia que cualquier persona que resiste al rey es sujeto al juicio de Dios. Así como un conductor detrás del volante necesita permanecer despierto para poder maniobrar y conducir el vehículo correctamente, lo mismo aplica para las autoridades en el mundo.
Hubieron épocas cuando expresé desaprobación y desacuerdo hacia algunos presidentes, pero solo estaba siendo arrogante. El mundo continua maldiciendo a Dios y persiguiendo a Jesús que vino a salvar a la humanidad. Esos perseguidores que se oponen a Dios piensan que están siendo listos, expresando sus opiniones y provocándose los unos a los otros; sin embargo Dios es sin culpa. No obstante, el mundo sigue lleno de odio.
¿En que lado estoy? No hay ninguno sino Jesucristo, Su Hijo el cual Dios ama, y solo el Espíritu Santo testifica de Jesús y estima la veraz vida que Él dirigió. Por esta razón no tendré más que maldiciones si descarto a Jesús y al Espíritu Santo; sin ninguna duda, mi vida será maldecida y también mi alma. Entonces mi confianza está en todo lo que Jesús dijo y revelo sobre Dios Padre; testifico al Jesucristo que he conocido y creo mediante el Espíritu Santo.
La razón por la cual celebro mi vida es porque a pesar de ser rechazado y perseguido severamente en este mundo, no tomo ofensa hacia ellos. Es porque conozco a Dios y a Su enviado, pero ellos no. Por eso, verdaderamente le agradezco a Dios. No soy dios, sino un hombre con muchas fallas. Entonces, estoy lleno con la misma vergüenza, y aun así pongo mi confianza en Jesucristo. En este mundo tal vez sea humillado, ignorado y rechazado; pero a pesar de todo utilizo todo lo que soy para recibir una cálida bienvenida en le reino de los Cielos.
Cruzando el sendero manchado con Su sangre, estoy caminando a través del lugar santo y bebiendo del agua nueva que fluye de la Roca, Jesucristo. No tengo ningún amigo en este mundo, pero le agradezco a Dios porque el Señor es mi amigo . Aunque lo pierda todo en este mundo, Él me recompensará en el día que en que me pare ante Él. ¿Seré capaz de atravesar este año? ¿Me será otorgado otro año de vida? No lo se, pero si se que cada día es muy preciado para mi.
Por mi alma, debo aprovechar al máximo el tiempo restante. Porque he recibido Su gran mandamiento, debo batallar y superarme a mi mismo hasta que cumpla ese mandamiento. Gracias Dios por todo.
Pastor Ki-Dong Kim
Columna de Adoración del Día del Senor
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri